La actriz María Morales (Córdoba, 1975) estuvo nominada en la gala de los premios Goya del 2014 en la categoría de mejor actriz revelación por la película Todas las mujeres, del director Mariano Barroso. Antes y después de ese reconocimiento no ha dejado de hacer cine o televisión, pero se encuentra desde hace un tiempo más volcada en su carrera teatral, faceta en la que reconoce que se siente muy feliz, simultaneándola con otros trabajos, como su participación en la nueva serie de Antena 3 Pulsaciones. En el 2011 esta intérprete, criada primero en la Fuensanta y luego en el Brillante, recibió el premio a la mejor actriz secundaria que entrega la Unión de Actores por Urtain, de la compañía Animalario.

¿La pasión por la interpretación la ha sentido desde niña?

-Desde la guardería ya participaba en todos los saraos teatrales, no como protagonista, pero siempre dentro e instigando. Para mí fue una gran experiencia formar parte del grupo de teatro Fénix, del colegio Santísima Trinidad II, que dirigió Félix Cañal, que luego fue director de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Córdoba y también mi profesor. Empecé a estudiar Arte Dramático y también Derecho. Pero a mitad de curso lo tuve claro. Y, aunque iba aprobando todo, en primavera dejé Derecho y decidí apostarlo todo a ser actriz. La etapa en la ESAD fue una de las mejores de mi vida. Grandes compañeras y amigos que se formaron ahí siguen estando en mi vida.

-¿Cuando se marchó a Madrid con 21 años pensó que algún día aparecería en la Wikipedia por sus méritos artísticos?

-Jajaja. Me fui a continuar mi formación. Lo de la Wikipedia nunca lo pensé, la verdad. Por aquel entonces ni sabía lo que era. Siempre he tenido claro que pase lo que pase pienso triunfar en cada situación. En esta profesión el triunfo me parece que está más ligado a mantenerte apasionada, feliz y coherente con una misma. Lo de la fama es otra cosa.

¿En qué medio se encuentra mejor (televisión, teatro o cine)?

-Me gustan los tres. La televisión activa mucho los recursos. Me dicen que a mi expresión se le saca mucho partido en cine. Pero reconozco que el teatro es lo que más me pone. Por el reto que supone y por el contacto directo, por la experiencia comunitaria e irrepetible.

-¿Es necesario salir en televisión para ser conocida como actriz?

-Depende de quien quieras que te conozca. En este país hay un montón de actrices y actores que trabajan básicamente en teatro y están muy bien posicionados en la profesión. Si hablamos de ser conocida por la calle, es complicado sin salir en televisión porque es lo que más se consume.

-¿Qué sintió con la nominación a los Goya?

-Mi nominación a los premios Goya fue un subidón muy grande. Además por un trabajo tan laborioso y querido. Mucha alegría compartida con mucha gente. Lo que más me llamó la atención en ese momento es que sentía que mucha gente también se sentía nominada y premiada. Como si toda la gente que ha confiado en mí, que estudió conmigo, con la que he compartido trayectoria y vida estuviese incluida en ese premio.

-¿Y cómo recibió el premio de la Unión de Actores por ‘Urtain’?

-Con mucha sorpresa y alegría también. Otro trabajo lleno de alegrías fue ese galardón.

-¿Qué ha supuesto para usted poder formar parte de los montajes artísticos de un reconocido director teatral como es Andrés Lima, de Animalario?

-Andrés Lima es un genio en lo que hace, consigue climas de trabajo que no he visto a nadie más conseguir. Es muy atrevido en el juego escénico. Es muy culto e inteligente y eso también se nota. Creo que no es comparable a nadie. Hay otros creadores muy buenos, pero él es muy grande. Eso sí.

-También tuvo un pequeño papel en ‘Los amantes pasajeros’, de Pedro Almodóvar. ¿Cómo fue trabajar con él y con qué otro director le gustaría rodar?

-Trabajar con Almodovar me hizo mucha ilusión, aunque fuese un papel muy pequeño. Fue una experiencia muy excitante. Y siempre lo recordaré con todo mi amor, porque fue durante el rodaje de Los Amantes Pasajeros cuando me enteré de que estaba embarazada ¡de mellizos! En cuanto a otros directores, me gustaría mucho trabajar con Isabel Coixet y Fernando León de Aranoa.

-¿Y entre las actrices y actores con los que ha trabajado siente especial afinidad por alguno de ellos?

-Son muchas y muchos los compañeros con los que he disfrutado y aprendido muchísimo. Me cuesta elegir favoritos, la verdad. Me encantan Estefanía de los Santos, Raúl Arévalo, Manolo Solo, Carmen Machi. ¡Hay muchos!

-En la película ‘Gordos’, de Daniel Sánchez Arévalo, le tocó, como a algunos de sus protagonistas, engordar y adelgazar para su papel. ¿Fue muy complicado someterse a esos cambios?

-Como Gordos era mi primera película con un papel más destacado lo hice con mucha ilusión. Me lo pasé pipa tanto al engordar como al adelgazar. Me compensaba mucho pasar por esos procesos físicos tan desconcertantes y complejos. Es complicado, pero si hay un objetivo tan hermoso, se hace con mucho gusto.

-¿Qué película, obra teatral o corto le gustaría protagonizar que tuviera relación con su ciudad y que se rodara además aquí?

-Relacionado con Córdoba me encantaría hacer un biopic sobre La Chiquita Piconera.

-¿Se ve algún día dando el salto a la dirección?

-Sí, ya lo hice en mis tiempos mozos y volveré a hacerlo. Me gusta, aunque ahora no tengo mucho tiempo, pero es algo que siempre me ronda.

-¿Cuáles son los últimos trabajos que ha llevado a cabo y sus proyectos de futuro?

-Acabo de actuar en las Naves del Matadero en Madrid con Todo el tiempo del mundo, de Pablo Messiez, obra para la que hay prevista una gira, y actuar en La Distancia. Además, he estado rodando en Sevilla la película para televisión Una vida entre dos aguas, de Jesús Ponce. Para primavera estaré con Refugio, un montaje de Miguel del Arco para el María Guerrero. Es un año de hermosos trabajos. Estoy feliz con todos ellos. En lo personal, quiero seguir construyendo una familia y un entorno con alegría e ilusión.

-Apuntaba su amiga, paisana y también actriz Luz Valdenebro en este diario que «cuesta sangre, sudor y lágrimas llenar las salas de teatro». ¿Opina igual?

-Cuesta, sí. Pero lo que más cuesta es hacer trabajos con los que merezca la pena llenar. Por ejemplo, hemos estado llenando con Todo el tiempo del mundo las Naves del Matadero. Estamos encantados y algo sorprendidos, porque a priori es un montaje arriesgado, en el sentido de que ha sido concebido y realizado con prioridades personales y artísticas muy lejos de las comerciales. Y resulta que eso funciona ¡y mucho! Creo que hay que confiar en que si hacemos productos que amamos y que nos encantaría ver a nosotros van a funcionar también con el público.

-¿El cine y el teatro español siguen sin ocupar el espacio que merecerían?

-Sí. Y más ahora que las grandes productoras de cine son las televisiones y a veces la visibilidad televisiva es la que manda al elegir un reparto de teatro. Pero es importante saber que no todo está en manos de las productoras. Se hacen muchos productos en este país que no cuentan con su apoyo, hay productoras valientes que apuestan, hay creadores ávidos de generar. Creo que sobra machaque desde las instituciones y medios de comunicación y falta confianza y coraje dentro de la profesión.

-¿Se siente reconocida en su tierra?

-¡Ay qué pregunta! La verdad es que me siento muy querida y valorada. Pero a veces me asombra que obras en las que he actuado y que han demostrado funcionar en Madrid, y tan cerca como en el Central de Sevilla, no hayan querido programarlas en el teatro Góngora de mi ciudad, por ejemplo. Espero que no suceda así con las que están ahora en marcha.

-¿Qué obra le gustaría representar en cine, teatro o televisión?

-Me gustaría indagar en el personaje de Medea y me encantaría hacer algo sobre María Zambrano. Pero prefiero que la vida me sorprenda con materiales nuevos. Ahora hay muchas y muchos nuevos dramaturgos haciendo cosas muy interesantes. Me está encantando trabajar con Pablo Messiez, me interesa Lucía Carballal, Jordi Casanovas o Lucía Vilanova.

-¿Con qué autores-directores teatrales o intérpretes cordobeses le agradaría trabajar?

-La verdad es que hay mucho talento en nuestra tierra. Además de con los que ya he coincidido como Luz Valdenebro, me encantaría trabajar con Marisol Membrillo o Aníbal Soto. He descubierto a Javier Lara, que es de Peñarroya, y con el que coincidí en el rodaje de Pulsaciones, la nueva serie de Globomedia, de Emilio Aragón, que se está emitiendo en Antena 3 y hemos vuelto a coincidir en Todo el tiempo del mundo. Es un actor lleno de talento, versátil, muy interesante. Por otro lado, me interesa mucho el trabajo de Juan Diego Calzada y Vértebro Teatro. Me parece que Córdoba tiene mucha suerte teniéndolo y que haya decidido quedarse ahí.

-Repasando su trayectoria predomina más el drama que la comedia. ¿Le gustaría trabajar más en este último género?

-Sí. La comedia me encanta.