El sector del taxi no vive uno de sus mejores momentos. A la dura tarea de adaptarse a los nuevos tiempos para ofrecer los servicios que demandan los usuarios de una era digital, se suma la competencia que le hacen plataformas como Uber y Cabify, que, de momento, no operan en Córdoba, y el consecuente aumento de los denominados vehículos de alquiler con conductor (VTC). En Córdoba, y según datos de la Junta actualizados a final de noviembre, se ha pasado de 26 VTC en el 2015 y 28 en el 2016, a los 42 que operan ahora, es decir, que hay un 61,5% más en un momento en el que las licencias de taxis están mermando. Si en el 2015 había 799 taxis y el año pasado 797, a día de hoy la cifra ha caído en la provincia a 755, un 5% menos. Los datos del INE también reflejan un descenso similar (de 847 en el 2013 a 814 en el 2017). En la provincia, el sector lleva cinco años consecutivos perdiendo taxis por el descenso de licencias en los pueblos, mientras que en la capital se mantienen en 509 desde el 2013.

¿Cuál es el problema?

El problema es que la ratio comprometida es de un vehículo VTC por cada 30 taxis, que se sobrepasará con creces con las nuevas licencias que la Junta, que tiene delegadas las competencias de concesión, está obligada a dar, unas 70 en Córdoba, donde se elevarán a más de cien, a raíz de las últimas sentencias judiciales.

¿Cuándo empezó todo?

Todo empezó con la denominada Ley Ómnibus en el 2009, momento en el que gobernaba el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero. El Gobierno del PP aprobó una modificación en el 2013 y un reglamento de desarrollo en el 2015. «El PSOE nos hirió de muerte con esa ley y también el PP con su inacción en su etapa de gobierno», lo que derivó en que «la situación se resuelva en los tribunales» por «el vacío legal» que se produjo al tardar «treinta meses en aprobar el reglamento que la desarrolla», según relata el presidente de Auttacor, la asociación de taxi mayoritaria en Córdoba, Miguel Ruano. «Esos treinta meses han sido letales porque en ese tiempo innumerables empresas han solicitado miles de licencias de VTC», que han acabado en los juzgados y a las que se les está dando la razón. El problema es, según el presidente de Etaxi, José Hoyo, que «cada vez que salen leyes se da potestad y se regalan virtudes a este tipo de coches». La gota que ha colmado el vaso ha sido una sentencia del Supremo que avala la irrupción de miles de licencias de VTC en toda España.

¿Se hacen controles?

La Junta inspeccionó el año pasado 49 vehículos de menos de nueve plazas en Córdoba y solo abrió un expediente a un VTC, que no acabó en sanción. La multa puede alcanzar los 601 euros si el VTC capta clientes que no hayan contratado el servicio previamente. El Ayuntamiento, por su parte, en las campañas contra el intrusismo en el taxi realizadas en julio y septiembre (últimos datos facilitados) inspeccionó 147 vehículos y multó a 35. En esas cifras entran también taxis que incumplen la ordenanza y los piratas. En este sentido, el Ayuntamiento tiene más de 200 matrículas identificadas de coches que realmente no son taxis.

¿Qué se está haciendo?

El Ministerio de Fomento afirma que ultima medidas urgentes para mejorar la situación del sector del taxi y asegurar su convivencia «ordenada» con los VTC. Fomento aclara que la regulación del taxi y la concesión de licencias compete a los ayuntamientos, que, junto con las comunidades autónomas, aprueban las tarifas e inspeccionan. Fomento añade que su papel es regular el alquiler de VTC y su desarrollo normativo, mientras que la Junta gestiona las autorizaciones y el otorgamiento de las licencias de VTC e inspecciona. Para garantizar esa convivencia, Fomento prepara un real decreto que no convence al sector.

El Consistorio, ¿qué opina?

El Pleno aprobó en junio por unanimidad una moción para apoyar al sector del taxi y oponerse a la concesión de más licencias para VTC. El Ayuntamiento se comprometía a tomar las medidas jurídicas necesarias y a realizar controles en el entorno de las estaciones, que es donde más competencia desleal hay. El delegado de Movilidad, Miguel Pino, considera que «la situación del taxi es cruda si no se pone remedio». A su juicio, los taxistas se enfrentan a dos problemas, las plataformas de VTC (Uber y Cabify) y los vehículos piratas con conductores que actúan como taxistas sin serlo o los que son de la provincia y prestan servicios en la capital. Pino cree que al dejar el servicio en manos de multinacionales, «pierdes todas las garantías», ya que no pagan impuestos aquí, «no aplican un convenio digno» y «son todo inconvenientes». Aunque ahora ofrecen tarifas» similares al taxi, cree que, cuando ganen terreno, las subirán. Pino indica que los taxistas intentan competir «poniéndose al día y aplicando las nuevas tecnologías», como el cobro con tarjeta.

¿Qué pide el sector?

Auttacor pide «más implicación» de todas las administraciones, incluido «el Ayuntamiento», para que haya una regulación de los VTC y que «la competencia sea en igualdad de condiciones», ya que «no puede ser que tengamos tarifas reguladas y ellos libres». «Los taxis no van a sobrevivir con estas diferencias y este crecimiento en el mercado», afirma. Una de las exigencias del sector es la reducción de licencias de taxi en Córdoba porque «la demanda está cambiando y las necesidades de transporte», ya que hay más calles peatonales, líneas de autobuses, y, dentro de poco, estará el cercanías. Ruano, que preside también la Federación Andaluza de Autónomos del Taxi, asegura que seguirán tomando medidas para adaptarse a los nuevos tiempos, entre ellas, perfeccionar su app, con la que, «si la administración lo permite, se podrá pagar anticipadamente».

Renovarse o morir

«Queremos que regulen a los VTC, que vuelvan a su estado natural, donde tenían unas bases y debían poseer un contrato con una hora de recogida, y no dejar que se tiren a la calle», señala José Hoyo. Además, reclama la disminución de la ratio de las licencias para los taxis, ya que «estamos muchos y nos obligan a tener una regulación de días de descanso». Por ello, está convencido de que «tenemos que reinventarnos, porque si no, nos van a reinventar a la fuerza».