Ana García, de 37 años, es el ejemplo de donante de sangre concienciada con este gesto solidario, que permite salvar miles de vidas cada año en Córdoba. Esta farmacéutica de Cartagena, afincada en la capital cordobesa desde hace cinco años, se hizo donante con sólo 18 años (la edad a partir de la que ya se permite esta acción generosa), con el objetivo de ayudar a personas que por motivo de alguna enfermedad necesitan una transfusión sanguínea. "Siento que cada vez que dono le rindo homenaje a una hermana mía que murió por un problema de corazón", señala esta joven, que trabaja en una farmacia de la avenida de Barcelona. "Me hice donante en Granada, cuando estudiaba Farmacia, luego continúe en Cartagena y ahora lo hago aquí en Córdoba", expone.

Las mujeres pueden donar sangre tres veces al año (por cuatro los hombres). Ana García suele donar plasma, por lo que puede acudir más de las 3 veces permitidas para el sexo femenino, ya que cuando se extrae plasma a un donante se le restituyen el resto de componentes sanguíneos. "La donación de plasma implica estar una hora en el centro de transfusión, pero la donación tradicional no supone tanto tiempo y para nada es doloroso. La sociedad debe concienciarse de que la sangre es necesaria para muchas actividades sanitarias y ser más solidaria", resalta esta joven.

A Ana le encanta el atletismo. "Es curioso, pero al día siguiente de ir a donar corro con mucha más energía", apunta. Un día, a través de la empresa Los Angeles de la Noche, le pidieron que actuara como voluntaria en una carrera y allí conoció al club Kabras Lokas Trail, del que forma parte desde entonces. "Animé a dos compañeros del club a que vinieran conmigo a donar en Navidad. Una de ellas descubrió allí que tenía una fuerte anemia y terminó necesitando al día siguiente una transfusión en el hospital. Su gesto de generosidad y la sabiduría de los médicos del centro de transfusión le sirvió para saber que tenía ese problema y solventarlo", destaca.