Pocas ciudades españolas pueden presumir de tener un zoo con más de medio siglo de existencia. Entre ellas, Córdoba, que este 15 de mayo conmemora el 50 aniversario de la inauguración oficial del que fuera inicialmente bautizado como Parque Zoológico Municipal Juan Barasona de Córdoba, en señal de reconocimiento a este taxidermista cordobés que donó a la ciudad varios ejemplares de animales con los que el Zoo abrió sus puertas a finales de 1967, aunque sería el 15 de mayo de 1968 cuando el entonces alcalde, Antonio Guzmán Reina, en compañía del concejal de Parques y Jardines, Guillermo Puya Zurita -que diseñó el primitivo parque y fue su primer director durante 14 años- inauguraba este recinto, convirtiéndose en el quinto zoo de España, tras el de Madrid, Barcelona, Jerez y Valencia.

Ubicado aún hoy en la parte baja del Parque Cruz Conde, su extensión inicial era de 8.000 metros cuadrados y contaba con 150 ejemplares y 5 personas en plantilla; mientras que 50 años después son unos 450 ejemplares, pertenecientes a más de un centenar de especies diferentes de mamíferos, aves y reptiles, los que conviven en una superficie de unas 4,5 hectáreas que es atendida por una plantilla de 25 personas en total, más los servicios de seguridad y educativo que están externalizados.

De sus primeros habitantes más distinguidos, Juan Barasona donó un león, un chimpancé, un búho real y un águila real, mientras que el Ayuntamiento cordobés de la época se hizo con un elefante a través de la por entonces Casa de Fieras de la Casa de Campo de Madrid, que lo intercambió por una partida de geranios rojos que querían en Madrid, recuerda José Barasona, el primer veterinario que tuvo el parque, sobrino de Juan Barasona y el que fuera segundo director del Zoo, entre 1981 y 2005, hoy ya jubilado. Este elefante sin nombre, y cuya calavera se conserva aún hoy en el zoo, murió poco después, en 1970, dando paso a la llegada de la conocida elefanta Flavia. 50 años después, entre las especies más singulares e importantes que acompañan a Flavia cabe citar los quebrantabuesos, linces, lobos ibéricos, osos pardos, hipopótamo, arruís, buitre negro, gibones, mangabey y macacos, entre otros, según explica Pepa Ruiz, conservadora del Zoo desde 2009.

Tras el exitoso arranque inicial, cuando en la década de los 70 llegó a registrar hasta 170.000 visitas anuales, «la mitad de ellas escolares», recuerda José Barasona, durante parte de los 80 y 90 el Zoo fue quedando desfasado, a raíz del cambio que comenzaba a registrase entre expertos y entre la ciudadanía del concepto de lo que debía ser un parque zoológico, pasando de ser lugares donde se mostraban animales con un mero matiz lúdico a ser también centros de educación, de conservación de especies y de investigación. Así, y tras pequeñas obras y remodelaciones en 1987 y 1995, a finales de 1999 el Ayuntamiento decidió acometer una gran reforma y ampliación, que se prolongó durante siete años en los que el Zoo permaneció cerrado al público; y que, entre otras cosas, sirvió para adaptar el parque a la nueva Ley de Zoológicos aprobada en octubre de 2003.

Domador con leones, durante una actividad de los primeros años.

Tras estas obras, en junio de 2006 el Zoo reabrió sus puertas ofreciendo un aspecto completamente remozado y moderno, con más especies animales, instalaciones nuevas, una superficie mucho mayor, «y un cambio radical en la filosofía y en la gestión, con programas de conservación, educativos y de investigación, muchos de ellos de la mano de la Universidad de Córdoba», indica su tercer y actual director, Manuel Rojo, aunque José Barasona recuerda que desde sus inicios se realizaron investigaciones. En la actualidad, recibe unos 100.000 visitantes anuales, la mitad de ellos niños en visitas escolares.

Pasados estos 50 años, el futuro más inmediato pasa por el hecho de que el Zoo «se centre y sea considerado referente en fauna ibérica, que es la nueva apuesta», señala la concejal de Medio Ambiente e Infraestructuras, Amparo Pernichi. Para ello, y sin perjuicio de la permanencia del resto de especies, se están concluyendo unas nuevas instalaciones que a finales de este año albergarán a una pareja de linces ibéricos y a otra pareja de águila imperial, que llegarán a través de los CREA de la Junta de Andalucía.