La imagen de la abuela de Cuéntame sentada junto a los hijos y los nietos en el salón de casa, con su habitación reservada en el hogar común, integrada como una más de la familia, parece cada vez más un recuerdo del pasado, sobre todo en las ciudades, en una sociedad en la que los mayores, por más que se recurra a ellos para cuidar de los niños pequeños cuando hace falta, parecen estar abocados a buscarse la vida para eludir la soledad.

«Vivo sola y estoy bien. No me gusta molestar a los hijos y como aún me puedo valer con un poco de ayuda, sigo en mi casa. Yo no me quiero ir a una residencia por nada del mundo, eso no lo quiere nadie». Es la declaración de intenciones de Emilia Fernández Rodríguez, una cordobesa de 96 años que se quedó viuda hace casi una década y, aunque tiene hijos, están lejos, y ella se resiste a moverse de su vivienda en Córdoba. La historia de Emilia, protagonizada casi siempre por mujeres viudas, con una media de esperanza de vida que supera los 82 años, se repite en muchos hogares cordobeses, habitados por una sola persona.

UNA PERSONA EN CASA / Según las últimas cifras publicas por el Instituto Nacional de Estadística, en la provincia de Córdoba existen 71.900 hogares unipersonales; algo más de la mitad, 37.100, están habitados por personas mayores de 65 años. De esos 37.100, unos 13.000 viven en la capital. Además, las mujeres ocupan 27.700, casi un 75%. Mientras el mercado laboral impide la emancipación de los jóvenes y los condena a vivir en casa de los padres durante años, los abuelos afrontan la última etapa de sus vidas solos.

Un número importante de mayores decide aprovechar la vejez para vivir una segunda juventud y apuesta por el envejecimiento activo. Solo en los centros de participación de mayores del Ayuntamiento de Córdoba están inscritas 13.000 personas, el 60% de las cuales son mujeres que, según la concejala de este ramo, Eva Contador, «demandan una cantidad impresionante de actividades culturales y de ocio».

CONCEJALÍA DE MAYORES / En este nuevo mandato municipal, la concejalía de Mayores está desligada de Asuntos Sociales, como ha sido habitual, algo que Contador justifica por el hecho de que «los mayores son ciudadanos como el resto y deben estar en Asuntos Sociales si son dependientes o tienen alguna vulnerabilidad especial, al resto no hay por qué tratarlos desde un punto de vista asistencial».

El objetivo de los 15 centros municipales, a los que se suma la red de centros de la Junta de Andalucía, distribuidos por todos los barrios, es «sacar a los mayores de casa, evitar el aislamiento y socializarlos, combatir la soledad en última instancia».

Para ello, se organizan todo tipo de talleres formativos como «enseñarles a utilizar el móvil o la tablet, que es algo que les abre a otro tipo de comunicación», explica Contador, «actividades para mantener la memoria activa, además de opciones como peluquería, juegos de petanca o dominó, salidas culturales a museos u otros puntos de la ciudad, visitas a la feria, excursiones o baile de salón, que les encanta». Para quienes tienen problemas de movilidad, barreras arquitectónicas o están más aislados, el Ayuntamiento quiere establecer lazos con las enfermeras de enlace «para detectar a los mayores aislados y atraerlos a estos centros».

Atrás quedó el programa de Ganemos Córdoba Soledad Zero, del anterior mandato, que pretendía crear una red de vecinos voluntarios, comerciantes, centros de salud y farmacias de barrio para detectar situaciones de soledad no deseada y que nunca llegó a ponerse en marcha.

CRUZ ROJA / Las entidades sociales también reservan parte de su presupuesto y su dedicación a mantener llena la vida de los mayores. Cruz Roja es ejemplo de ello. El año pasado, la organización realizó en la provincia más de 49.000 intervenciones dirigidas a casi 6.000 mayores». Según la coordinadora de este área de Cruz Roja, Isabel Luque, «atendemos al mayor de una forma integral, lo que significa que intentamos dar respuesta a todas las necesidades, ya sea con el servicio de teleasistencia, con el buscador LOPE destinado a personas con deterioro cognitivo, con talleres, gimnasia y otras actividades para mantenerlos activos o a través del voluntariado, ofreciéndoles compañía para ir al médico con alguien o charlar un rato con ellos».

El perfil de los usuarios, una vez más, es el de mujeres de más de ochenta años, viudas y que viven solas en casa. Aunque el centro de operaciones de mayores de Cruz Roja está en Poniente, la entidad cuenta con varios centros distribuidos por distintos puntos de la ciudad donde «intentamos que puedan tejer redes sociales entre ellos». Según Luque, «en la sociedad actual, la principal queja de los mayores es la soledad y la falta de atención y cariño que cualquier persona necesita y que echan de menos cuando los hijos o la familia deja de estar cerca ya sea porque está lejos, porque no puede dedicarles más tiempo o porque tiene otras prioridades».

SUS QUEJAS / Según María José Rodríguez, responsable de orientación del Teléfono de la Esperanza en Córdoba, que recibe unas 3.500 llamadas al año, los mayores son usuarios muy habituales del servicio. «Llaman mucho para desahogarse porque viven solos y acusan la soledad o porque están en residencias donde se les trata de un modo frío, unos y otros necesitan cariño», explica, «también nos cuentan que los médicos no les recetan ni les escuchan o que han solicitado ayuda a domicilio y no les llega». En algunas ocasiones, indica, «no pueden respirar o se sienten mal y, con su autorización, damos la alerta a los servicios sanitarios. Aunque la soledad no es algo exclusivo de los mayores, pero cada vez son más los que a ciertas edades se sienten solos porque sus hijos o sus nietos no tienen tiempo para ellos».

En estas circunstancias, la cifra de mayores que mueren solos o desasistidos se ha disparado en España. Aunque no hay datos concretos de la provincia, los bomberos confirman que «casi a diario recibimos alertas del 112 de personas mayores que viven solas, que se caen y no tienen a quien recurrir y, aunque es menos frecuente, se ven cada vez más casos de ancianos que han muerto solos en sus viviendas y pasan días hasta que se les localiza, a veces meses».

BOTÓN ROJO DE LA JUNTA / Una de las herramientas a la que recurren más mayores para sentirse seguros cuando viven solos es el servicio de teleasistencia, que ofrecen tanto la Junta de Andalucía como Cruz Roja y otras entidades privadas. Se trata del famoso botón rojo, que desde hace algú tiempo también tiene la opción de pulsera o reloj. En el caso de la Junta, el coste del servicio es de 18 euros al mes, aunque es posible recibir bonificaciones del 40%, el 80% o el 100% para los poseedores de la tarjeta Andalucía Junta 65, que sean mayores de 80 años y vivan solos.

Según los datos facilitados por la Junta de Andalucía, 26.717 personas disponen en la provincia de Córdoba del Servicio Andaluz de Teleasistencia, de las cuales el 62% viven solas. El perfil de los usuarios refleja que el 73% tiene más de 80 años, el 24% tiene entre 64 y 80 años y el 3% son menores de 65 años. Asimismo, el 79% de los titulares son mujeres.