Que levante la mano quien se considere mayor. Una sabia anciana me dijo una vez que hay personas que nacen viejas y otras que mueren jóvenes después de haber vivido una pila de años. Y es cierto. La edad no es más que una actitud ante la vida que a veces sorprende a muchos cuando se miran al espejo y ven que lo que sienten no corresponde con las arrugas que lucen en el rostro. El reto del envejecimiento activo, ese concepto que tanto se utiliza en el ámbito político, no es más que la constatación de que la tercera edad es la edad perfecta para renacer. Conviene estar al día en la oferta de actividades disponibles y hacer un hueco en la agenda.

Centros de participación

Los centros de participación activa que gestionan el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, son el punto de encuentro diario de miles de mayores, que buscan en la compañía de otros mayores una forma de entretenimiento que a menudo complementan con el desarrollo de todo tipo de actividades. En el centro Duque de la Victoria de Córdoba, dependiente del Ayuntamiento, Gema Rosero imparte estos días talleres en los que trabajan «el razonamiento verbal, numérico, la memoria visual y la autoestima». Según su experiencia, «hay muchos mayores que se sienten solos y en estas actividades intentamos evitarlo fomentando la convivencia y la comunicación, les pedimos que nos cuenten cómo están como vía para mejorar su estado de ánimo». En las sesiones de entrenamiento cognitivo conviven personas de muy distinta formación que, según Rosero, «encajan perfectamente porque se ayudan unos a otros». Según relata, «en clase tengo desde un notario a personas que no saben leer ni escribir y es increíble el compañerismo que tienen y las ganas de ayudarse unos a otros».

Amalia Sánchez, viuda y presidenta del centro de 81 años, destaca los viajes como principal aliciente de los socios. «Aquí hay poca oferta, pero todos los mayores estamos deseando que se programe un viaje para apuntarnos porque se pasa muy bien», explica, «estamos esperando al presupuesto municipal para recuperar los talleres, así que de momento tenemos que conformarnos con la coral y el dominó».

En el centro de mayores Córdoba II, dependiente de la Junta, Rafi Cañadillas, miembro de la junta de participación y organizadora, entre otras actividades, del bingo de los lunes y viernes, confirma que los mayores tienen las pilas bien cargadas. «A mí me falta tiempo», afirma, «hay muchísimas cosas, desde talleres de memoria a gimnasia, pintura al óleo, talleres de sevillanas, bailes de salón, flamenco, corte y confección, maratones de dominó, va a haber petanca otra vez...». Según su experiencia, «las actividades están siempre llenas, hay muchísima demanda y a veces tenemos hasta lista de espera». Según Cañadillas, que a sus 80 años es un auténtico cohete, «antes una persona de sesenta años era una abuela sin muchas expectativas, pero ahora empezamos a vivir a esa edad, cuando tienes a los hijos emancipados y no existe la presión del trabajo». Asegura convencida que «los mayores tienen (tenemos) más energía que los jóvenes y más capacidad de disfrute porque tenemos paciencia y la madurez necesaria para centrarte en lo que realmente quieres». Con unas esperanzas de vida mucho más grandes que en décadas pasadas, «la vejez es una oportunidad para aprender y divertirse», sentencia, «el que se aburre es porque quiere o no se entera, porque hay oferta variada para todos los públicos; algunos que no vienen porque en los centros solo hay viejos se pierden muchas cosas». Lo importante para ella es «mantener las orejas y los ojos bien abiertos para no perderse nada, ya sea un viaje o una sesión de bailes de salón».

Voluntariado

Las personas mayores no son solo receptoras de ayuda, también conforman la base solidaria de muchas entidades. Capaces de entregarse al cuidado de mayores y menores de la familia, cuando no tienen cargas familiares, no dudan en convertirse en voluntarios y ayudar a otros. Solo en Cruz Roja Córdoba, el proyecto de Atención Integral a Personas Mayores cuenta con un 30% de voluntarios de más de 60 años. Según María Torralbo, responsable del programa, «el músculo de Cruz Roja son los mayores, que a su vez nos permiten mejorar la calidad de vida de más de 2.000 personas, que fueron los atendidos el año pasado». Entre las labores que realizan, están las tareas de acompañamiento a las consultas médicas que la entidad ofrece de forma gratuita, así como el apoyo telefónico a ancianos que viven solos o la conducción en transporte especial de aquellos que acuden a las terapias de rehabilitación.

Clubes de lectura

Desde septiembre del 2018, la Red de Bibliotecas Municipales tiene puesto el foco en los adultos de más de 60 años a través del proyecto Biblioteca para Mayores. Para frenar el deterioro cognitivo y proporcionar un entorno de socialización interesante, existe una oferta específica de disfrute de la lectura y recursos multimedia, visitas culturales y otras actividades. Los clubes de lectura y los talleres de memoria también contribuyen a fomentar el envejecimiento activo.

Cátedra Intergeneracional

Más de 1.300 alumnos mayores de cincuenta años se han matriculado este curso en las 79 asignaturas que imparten casi un centenar de profesores de la Cátedra Intergeneracional de la Universidad de Córdoba, que se complementan con todo tipo de actividades, desde viajes culturales a conferencias o el aula de debate intergeneracional.