S oplan vientos de cambio en el horizonte macro y no solo por el final de los clásicos habituales, combustibles baratos y tipos de interés cero o cercanos a la anécdota. La transformación estructural es de tal dimensión que hacer previsiones sobre la duración de los ciclos económicos es un ejercicio de voluntarismo.

En este escenario, hay quepreguntarse cómo están nuestras empresas y, afinando más, cómo nuestros empresarios -o los emprendedores que hacen empresa-.

Una mayoría nada desdeñable, lanzada al exterior; otra, buscando continuamente negocio y alternativas y muchas pendientes de esa transformación, que ya va más allá de la tecnología y la digitalización, para seguir adelante.

Pero también hay otras tantas que lo hacen con dificultades y arrastran balances muy justos sin tirar la toalla.

Sobre unas y otros, empresas y empresarios, descansa una parte muy importante de la generación de riqueza social que luego llega a los presupuestos públicos. Y no necesitan otra cosa que sitio y reconocimiento, una actitud institucional amistosa, friendly, porque son la mejor Solución económica, en número (muchas más) y calidad (innovación práctica).