El empresario Rafael Gómez Sánchez, conocido como Sandokán, ingresó en la prisión de Córdoba el pasado día 4 de diciembre del 2017, para cumplir la condena de cinco años y tres meses de privación de libertad que le fue impuesta por dos fraudes contra la Hacienda Pública. El juicio que le ha llevado a estar entre rejas se celebró en enero del 2017. La instrucción del caso duró más de siete años y el fiscal había solicitado para él 44 años de cárcel por defraudar 58,3 millones de euros, al entender que cometió 11 delitos. Por otra parte, sus hijos fueron acusados de ocho delitos y se enfrentaban a 22 años de prisión. En la sentencia se condenó a Gómez por dos fraudes a la Hacienda Pública. La Justicia ha determinado que dejó de abonar en torno a 29 millones de euros en impuestos de dos empresas. Así, sus hijos fueron absueltos, pero el empresario tendrá que cumplir la pena de cárcel, pagar una indemnización por la citada cantidad y una multa de unos 112 millones de euros. En el 2006, ya fue condenado por cohecho activo en la operación Malaya y un año antes, multado con más de 24 millones de euros por el Ayuntamiento de Córdoba, a raíz de la construcción sin licencia de naves en la carretera de Palma del Río.

Para evitar su ingreso en prisión, Gómez había presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional para que se anulara la sentencia dictada por el juzgado de lo Penal número 3. Posteriormente, el empresario solicitó reunirse con el juez de Vigilancia Penitenciaria para exponerle su estado de salud. El último paso en su intento de salir de la prisión, fue el recurso contra la resolución de la Subdirección General de Tratamiento y Gestión Penitenciaria para pedir que se le conceda el tercer grado, que es lo que ahora se ha desestimado.