¿Sufre dolor abdominal al menos un día a la semana, hinchazón o distensión abdominal y episodios de diarrea, estreñimiento o ambos sin motivo aparente? ¿Sus síntomas se agravan cuando se producen viajes o cambios en su rutina? Si es así, puede que sea uno de los más de 60.000 cordobeses que, se calcula, sufren síndrome del colon irritable, «uno de los trastornos intestinales más frecuentes, que se caracteriza por síntomas de larga duración sin origen justificado y que no ocasiona mortalidad», según Esperanza Pérez, especialista en aparato digestivo del hospital Reina Sofía. Se trata de una patología cada vez más extendida que afecta ya al 8% de la población. Más del doble de las personas afectadas son mujeres.

Según la doctora Pérez, «muchos médicos conceden escasa importancia a este trastorno aunque puede afectar bastante a la calidad de vida de los pacientes», por lo que recomienda «comunicar bien en qué consiste y cómo afrontarlo para que las personas que lo padecen no se frustren cuando se les dice que no tienen nada grave». Y es que se trata de un trastorno crónico para el que no existe un tratamiento específico. «El dolor puede ser lo más difícil de manejar para lo que se emplean medicamentos que reducen los espasmos intestinales, el aceite esencial de menta y medicamentos con acción antidepresiva», explica la doctora, que recomienda a los pacientes aprender a manejar sus molestias según van apareciendo y establecer una relación de confianza con su médico.

El estrés laboral y la inestabilidad en muchas esferas derivada de la crisis está favoreciendo un aumento de la incidencia del síndrome del colon irritable, que puede confundirse con otras patologías como la celiaquía, las colitis inflamatorias o incluso el cáncer de colon, que deben ser descartadas por el especialista.

Esta enfermedad, para la que no existe una prueba que la diagnostique en positivo, es la causa de entre el 10 y el 15% de las consultas al médico de cabecera y una cuarta parte de las que se dan al especialista de aparato digestivo. Aunque es difícil concretarlo, según la especialista en Digestivo del Reina Sofía, «se estima que aparecen unos 400 casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes», lo que supone alrededor de 1.200 nuevos solo en Córdoba. Solo la mitad o menos consultarán al médico. «Es una enfermedad que genera mucha inseguridad porque no existe tratamiento ni se sabe qué provoca los síntomas, así que no puedes hacer nada para evitar los episodios de dolor, de estreñimiento o diarrea repentinos y eso genera mucha tensión», afirma un paciente.

Aunque no hay tratamiento, la doctora Pérez afirma que los síntomas empeoran en las fases de estrés y recomienda hacer comidas regulares, sin excesos y realizar un diario para identificar si hay alimentos que empeoran los síntomas. También reducir la ingesta de lactosa, gluten o fructosa o aumentar el consumo de fibra cuando hay estreñimiento. El alcohol y el tabaco influyen negativamente.