El asma (enfermedad sin cura que se caracteriza por una inflamación que produce un engrosamiento de la pared de los bronquios y la irritabilidad de los mismos) es la patología crónica más frecuente en la edad infantil y en Córdoba la padecen más de 20.000 niños y adolescentes y unos 25.000 adultos. Con motivo del día mundial del asma, el pediatra del hospital Reina Sofía Javier Torres señala que «el principal objetivo que nos marcamos pediatras y neumólogos es que los niños asmáticos y sus familias comprendan que en el asma existe una inflamación bronquial persistente y que, por tanto, es necesario realizar el tratamiento a diario para tenerlo bajo control, siguiendo un plan de acción personalizado que se explica y entrega a cada paciente en la consulta. No deben suspender el tratamiento, aunque sea prolongado o porque no se noten síntomas».

El 80% de los casos de asma son de causa alérgica, por lo que se asocia a rinoconjuntivitis, dermatitis atópica o sensibilidad a alimentos. Un 5% de las crisis asmáticas requiere ingreso hospitalario. En estos momentos, las urgencias infantiles del Reina Sofía están registrando ya los primeros casos de crisis asmáticas. «Cuando no existe mejoría tras una primera intervención algunos pacientes tienen que quedarse ingresados en observación o en hospitalización», indica Torres.

En el aumento actual de los casos de asma confluyen varios factores, recalca el director de la unidad de Neumología del Reina Sofía, Francisco Santos. Entre ellos están los contaminantes ambientales por la mayor polución, pasar poco tiempo al aire libre, la exposición pasiva al humo del tabaco (sobre todo en niños), los negativos hábitos dietéticos con auge del consumo de alimentos industriales con muchos aditivos (fundamentalmente desde temprana edad y carencia de lactancia materna), la predisposición genética, el abuso de antibióticos, el sedentarismo o la mayor exposición a alérgenos.

Síntomas

«La existencia de tos irritativa, más o menos persistente y las sibilancias (pitos en el pecho, aunque sean leves, sobre todo si son nocturnos u ocasionan despertares durante el sueño) son datos de alerta que nos pueden orientar hacia la realización de una espirometría, prueba que pone de manifiesto si existe obstrucción de las vías respiratorias, que revierte o mejora sustancialmente tras inhalar un broncodilatador, y que confirma si estamos ante un caso de asma», resalta Francisco Santos. Este neumólogo apunta que las mejores medidas preventivas frente al asma y a otras muchas enfermedades son adoptar hábitos de vida saludables (dieta mediterránea, ejercicio físico, eliminar el tabaco y fomentar la lactancia materna). Por otro lado, es importante controlar los contaminantes externos (limitación de la circulación rodada en núcleos urbanos en periodos de inversión térmica, que ya se lleva a cabo en grandes ciudades) y campañas de difusión pública sobre las manifestaciones y signos de alerta del asma, para así poder diagnosticar precozmente esta enfermedad.

Esta primavera, en la que puede haber altas concentraciones de pólenes, ligadas a una floración explosiva tras las abundantes lluvias recientes, pueden causar dificultades a los asmáticos. «Estos pacientes deben evitar las salidas al campo, conducir con ventanillas abiertas o ventilar las casas con corrientes de aire que contengan polen en suspensión y deben usar mascarillas con adherencia más ajustada a la cara y filtro de alto rendimiento», aconseja Santos.