Un olvido, un despiste, un ir adormilado después de dos horas de viaje, un salir corriendo porque me esperan, un ir cargado y no poder con todo, unas prisas, un taxi que se va... pueden tener graves consecuencias. Y si no que se lo pregunten a los responsables de Renfe. Mil y una circunstancias pueden justificar que alguien, en un momento dado y sin mala intención, salga de un tren aprisa y corriendo dejándose atrás una maleta, pero conviene tener cuidado porque la cosa puede salir muy cara. Ese pequeño olvido, que en la mayoría de los casos supone todo un fastidio para el propio afectado, hasta que logra recuperar sus pertenencias, obligó ayer a parar un tren y todo el tráfico ferroviario entre Córdoba y Sevilla durante dos horas. La maleta sospechosa, que después pasó a ser la maleta olvidada y más tarde «una falsa alarma», obligó a Renfe a requerir la presencia de la Guardia Civil y a utilizar un perro adiestrado para descartar que en el interior del bolso en cuestión hubiera algún tipo de explosivo. En los tiempos que corren, no cabe asumir riesgos innecesarios. Por supuesto, los viajeros, alertados por lo que estaba ocurriendo, se negaron a continuar el trayecto en compañía del objeto sospechoso, por lo que fue necesario transbordarlos a todos por carretera desde Peñaflor hasta Palma del Río y desde allí continuar en otro tren hasta su destino, según informó ayer Renfe.

El pequeño-gran olvido de algún pasajero anónimo, que aún debe andar con las orejas coloradas por las consecuencias de su despiste, afectó a otros tres trenes de media distancia que también tuvieron que hacer el trayecto entre Palma del Río y Lora del Río por carretera. Una vez localizado, el dueño de la maleta se personó ante la Guardia Civil para abrirla y demostrar que todo estaba en orden. El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, anunció horas después que se restablecía «la normalidad» y pedía disculpas por los perjuicios ocasionados. «La seguridad es lo primero», sentenció. Ya saben, mantengan su maleta a buen recaudo.