Tradicionalmente se ha afirmado que en los momentos de crisis surgen las grandes ideas, pero estas pueden ser también pequeñas o ya conocidas, y convertirse igualmente en oportunidad de supervivencia para una actividad o, simplemente, en esperanza de futuro. Este ha sido el caso de la firma de moda cordobesa Paqui Díaz & Miguel Peris, que a raíz del confinamiento de la población decretado para contener la pandemia de coronavirus comenzó a trabajar más intensamente en su venta online y está teniendo «unos resultados inesperados» en palabras del gerente, Miguel Peris.

Este empresario recuerda que «teníamos una página web de apoyo a las tiendas físicas, pero ahora estamos vendiendo ya en España y Portugal», y registrando un «crecimiento exponencial». No obstante, abunda en que, por el momento, se trata de «un complemento. Hemos visto un filón y estamos echándole muchas horas y muchos recursos», detalla.

Miguel Peris manifiesta que «estamos contentos» con la respuesta que están obteniendo, «pero no llega ni muchísimo menos al nivel de bajada que pueden tener las tiendas físicas, no cubre la caída ni por asomo», asegura. Así, la web se trata solo de «una pequeña alegría, un pequeño hueco que estamos encontrando». El «producto estrella» de esta marca son los vestidos de fiesta, aunque también ofrecen moda de hombre, de mujer y de niño. Su página no incluye por ahora toda la oferta de los establecimientos físicos, «porque tenemos una variedad enorme y seleccionamos lo que va online», precisa.

Acerca del incremento de la actividad a través de internet, Peris describe, asimismo, que «está siendo del 100% cada mes, se ve que la gente está comprando online y le está perdiendo el miedo, porque ya había gente que se lo había perdido, pero se está produciendo un rebote muy grande». En esta línea, hace hincapié en que «yo no me lo esperaba, se está convirtiendo casi en una tiendecita más».

En el lado contrario se encuentra la situación de los comercios físicos (nueve en Córdoba), que reabrieron al público el pasado 11 de mayo y ese mismo mes registraron una caída de las ventas del 70%. En junio y julio, los descensos anuales de la actividad se han situado en el entorno del 40%, «una barbaridad», subraya el gerente. Por esto, afirma que «como no amplíen los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor, no sé como lo vamos a solucionar. Tenemos muchos alquileres que están fuera de órbita y estamos pidiendo ayuda a los propietarios. Tanto gasto es inasumible», reconoce, aludiendo además a los impuestos o el de personal.

Confianza y reparto

De otro lado, la frutera Ana Prieto, que regenta su negocio en la calle Doctor Barraquer, indica que sus ventas se han incrementado un 70% durante el periodo de confinamiento. Según apunta, la clave del éxito ha sido ofrecer un reparto a domicilio del que otras empresas carecían y si antes de esta situación ya realizaban el servicio, «ahora se ha disparado».

El suyo es un negocio familiar que está abierto desde hace más de 35 años y comenta que «solemos tener un trato agradable» con el público. Al igual que ocurre en el resto de los negocios, confirma que la crisis sanitaria les ha llevado a tomar medidas de seguridad para evitar posibles contagios de covid-19.

En esta línea, opina que «las familias tiene más confianza en los comercios de barrio» y entiende que «es más cómodo hacer la compra» en el entorno de la vivienda que en las grandes superficies. Preguntada por la situación del mes de agosto, destaca que la actividad «está muy floja, porque los clientes se van de vacaciones», a pesar de que «ahora tenemos más que antes», destaca.