«Hoy, con toda la información al alcance de un toque de ratón, la tentación está encima. Pero también, nunca fue tan fácil pillar a un mentiroso», admite el director de la Biblioteca de la Universidad Loyola Andalucía, Fran Cortés, responsable del control antiplagio y de la utilización de la herramienta Turnitin en este campus privado. Esta universidad lleva desde que comenzó su andadura, hace ya casi 9 años, utilizando esta herramienta, que tiene integrada en el sistema Moddle, y que puede utilizar cualquier profesor.

Según explica Cortés, «nuestro sistema antiplagio está claro desde el principio». Su protocolo comienza con sesiones informativas en la biblioteca para advertir a los alumnos de lo que se considera plagio. «Copiar y pegar no piensan que está mal si se cita la fuente. Nosotros les explicamos lo que es plagio y cómo citar las fuentes correctamente». Además, al principio de curso, «gracias al trabajo del servicio de tecnologías de la información, las asignaturas se suben a la plataforma Moddle y los profesores y alumnos pueden instalar un pluggin de Turnitin», explica el director de la biblioteca. Así pues, «desde el minuto cero, cualquier profesor puede utilizarlo en cualquier momento, no hay que solicitarlo, y así asegurarse de la originalidad de los trabajos que le presentan», dice Cortés. En el caso de los alumnos de grado, «son los profesores los que analizan, y no nos consta de que haya casos de plagio». En el caso de los TFM y tesis, «desde la biblioteca todos los pasamos por el filtro del Turnitin», dice, y asegura que «no puede presentarse una tesis si no pasa por el filtro de plagio de esta herramienta».

El responsable de la biblioteca explica que la primera tesis en la Loyola se leyó el año pasado, por lo que aún no tienen datos de uso y plagios detectados.