Cruz Roja es sinónimo de entrega a los demás, ya que esta oenegé desarrolla su labor solidaria, formativa y de ayuda humanitaria a nivel provincial, nacional e internacional. El pilar fundamental de esta oenegé son sus socios, que en Córdoba superan los 14.000, y sus más de 3.300 voluntarios. Su actual presidenta, la abogada Cándida Ruiz López, nació en Montilla en 1968 y ocupa de forma voluntaria este puesto desde octubre. Anteriormente fue vicepresidenta de la institución, bajo el mandato del anterior presidente, Fernando Veloso. Antes de asumir la presidencia, Cándida Ruiz había trabajado durante tres años con Cruz Roja en una comisión, como instructora de expedientes disciplinarios en la Comisión Autonómica de Derechos y Deberes de Andalucía.

-¿Fue a raíz de participar en esa comisión como conoció y sintió admiración por la labor de Cruz Roja?

-Sí. Hasta entonces para mí Cruz Roja había sido una gran desconocida. Pero sí conocía a componentes de esa comisión. La sorpresa fue cuando me llamaron para proponerme para la presidencia. Empecé primero como vicepresidenta para ver si encajaba en la institución y me fui dando cuenta de la grandeza de Cruz Roja, de la ayuda que presta a los más necesitados y del gran equipo que compone Cruz Roja, formado por trabajadores y voluntarios. Los voluntarios son el motor y la razón de ser de esta institución. No podríamos funcionar sin la capacidad y la dedicación de los voluntarios.

-¿Es necesario que Cruz Roja siga sumando más voluntarios y socios para ampliar su labor?

-Sí. Necesitamos seguir creciendo en voluntarios y socios porque somos necesarios para aliviar el sufrimiento de muchas personas a las que ayudamos. Ojalá algún día instituciones como Cruz Roja no tuvieran sentido ni razón de ser.

-¿El traslado a la nueva sede, ubicada en la Cañada Real, está permitiendo incorporar mejoras en el trabajo de esta oenegé?

-Contamos con un nuevo centro bien estructurado, que está proporcionando importantes beneficios para los usuarios que atendemos. Son unas instalaciones que cuentan con espacios que aportan una mayor dignidad a la atención. Se trata de una sede muy útil y práctica para nuestros fines.

-¿Qué labor fundamental realiza esta institución en materia social, de empleo, cooperación, defensa de la mujer, entre otras áreas?

-Durante el 2015, que son los últimos datos que tenemos cerrados, atendimos a más de 95.000 personas en Córdoba. Abarcamos numerosas áreas, las cuales han ido creciendo en los últimos años, para dar respuesta a las necesidades que requiere la población más desfavorecida en diferentes ámbitos. Tenemos programas de inclusión social, de empleo, de cooperación internacional, de socorros y emergencias, formación, voluntariado y desarrollo local, Cruz Roja Juventud, Unidad de Género, entre otros. Dentro de unos 90 programas que llevamos a cabo abarcamos a un amplio abanico de colectivos: personas afectadas por fenómenos migratorios, conflictos bélicos o catástrofes naturales, drogadicción, VIH/Sida, personas mayores, víctimas de malos tratos, desempleados, población reclusa o infancia.

-Cruz Roja se vuelca en la búsqueda de empleo para personas que no hallan salida laboral. ¿Qué datos de inserción laboral posee la institución en Córdoba?

-Más de un tercio de los ciudadanos que pasaron durante el pasado año por los itinerarios de empleo de Cruz Roja en Córdoba logró encontrar un puesto de trabajo. 373 de las 975 personas atendidas por la entidad consiguieron incorporarse al mercado de trabajo, lo que supone una tasa de inserción del 38%. Estos resultados han sido posibles gracias al compromiso de las personas participantes y al esfuerzo compartido de muchas entidades privadas y públicas, destacando en este sentido las más de 400 empresas cordobesas con las que desde el Plan de Empleo se contactó en el 2016 y el respaldo de instituciones como la Diputación de Córdoba, el Fondo Social Europeo y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Tenemos que trabajar por todas las personas, pero sobre todo por y para aquellos grupos de población más vulnerables, como los jóvenes, las mujeres en dificultad social, los inmigrantes, las personas con menor cualificación o los desempleados de larga duración.

-¿Qué atención se está prestando a los refugiados sirios por parte de Cruz Roja?

-La atención a esta población es un tema muy delicado porque se trata de personas que llegan con las vidas rotas y a las que tratamos de aportarles una asistencia de calidad y con la mayor calidez. En este sentido, Cruz Roja tiene mucho rodaje. Disponemos del centro de migraciones en Puente Genil, que es el más grande de España. Atendemos a refugiados en Puente Genil y en la capital. Cuando llegan los refugiados se desarrolla una primera fase de acogida y cobertura de sus necesidades básicas. Con el paso de los meses se procede a una fase de integración y de adquisición de autonomía personal e inserción laboral donde ya pasan a viviendas, entregándoles una ayuda para el alquiler. Durante el 2015 y hasta la actualidad Cruz Roja ha atendido en la provincia a más de 2.500 demandantes de protección internacional, personas que en su mayoría huían del conflicto armado en Siria, pero también originarias de Ucrania, Pakistán, Palestina, Congo, Guinea Conakry, Camerún, Rusia, Afganistán, Líbano, Mali o Marruecos, entre otros. Entre Puente Genil y Córdoba, nuestra institución humanitaria acoge a unas 130 personas refugiadas o solicitantes de asilo.

-La crisis económica lleva golpeando con fuerza a Córdoba en los últimos 8 años. ¿Está notando Cruz Roja, a efectos de las prestaciones que realiza, que haya una recuperación económica?

-La crisis continúa en Córdoba y siguen existiendo muchas personas con necesidades. Cruz Roja trata de adaptarse a las demandas que van surgiendo, buscando las fórmulas más acertadas. Durante el 2015 efectuamos más de 31.000 intervenciones (concesión de prestaciones económicas para pagar recibos; entrega de alimentos y otros artículos de necesidad básica, material escolar y atención a personas sin hogar). Por otro lado, efectúamos más de 41.000 intervenciones con personas mayores.

-¿Se plantean abrir nuevas asambleas de Cruz Roja en otros puntos de la provincia?

-Contamos con 11 asambleas en la provincia (Peñarroya-Pueblonuevo, Hinojosa del Duque, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Baena, Priego, Palma del Río, Montilla, Puente Genil, Lucena y Rute) y la de la capital. Personalmente tengo interés en reforzar las asambleas locales para cambiar la imagen que aún pueda perdurar en algún municipio de que la sede de Cruz Roja es lo equivalente solo a un puesto de socorro, ya que nuestra función, como cada vez más personas conocen, va mucho más allá.

-Además de la sede, ¿posee Cruz Roja otros edificios asistenciales en la provincia?

-Sí. Disponemos de un centro de atención a las drogodepencias, un centro de día de mayores, un centro de menores, el centro de migraciones de Puente Genil, el albergue de temporeros de Baena y otros dos centros más en Rute y Palma del Río. Así como el hospital de Cruz Roja, que tiene una gestión independiente.

-¿Son los cordobeses solidarios?

-Sí. Esto se refleja en que año a año va creciendo el número de socios. Córdoba es una provincia muy solidaria. Participamos en campañas de sensibilización con la sociedad y esto va logrando que cada vez más personas se vinculen y colaboren con nosotros. Hace unos días fuimos a un colegio que había recaudado un dinero a favor de Cruz Roja. Que desde la infancia se conozca nuestra labor es muy importante, ya que esto redunda en que exista una sociedad más solidaria y concienciada con las necesidades que hay.

-En esta línea. ¿Se plantean estar más presentes en colegios, institutos y universidad?

-Sí. Ya realizamos campañas de captación de voluntarios y de difusión de nuestro trabajo en la Universidad de Córdoba y Cruz Roja Juventud trabaja en colegios e institutos para desarrollar actividades de promoción de la salud, género y coeducación, inclusión social, educación ambiental, participación y cooperación internacional.

-¿De los más de 3.300 voluntarios que tiene Cruz Roja en Córdoba hay un perfil más habitual?

-El perfil de las personas voluntarias en nuestra institución es muy heterogéneo, pero el más habitual es el de una mujer de cerca de 40 años, con estudios superiores. También hay personas jubiladas y un pequeño porcentaje de población inmigrante. La aportación que estos voluntarios hacen de su tiempo hace posible que desarrollemos proyectos dirigidos a población más vulnerable, como mayores, personas con discapacidad, menores, inmigrantes, drogodependientes, mujeres en dificultad social, afectados por VIH/Sida, familias afectadas por la crisis o habitantes de otras zonas del mundo necesitadas de ayuda humanitaria y de programas de cooperación al desarrollo.

-¿Cómo compagina este trabajo voluntario que desempeña con su labor como abogada?

--Me he visto obligada a repartir mi tiempo entre esta institución, mi trabajo y mi familia. Pero la verdad es que es gratificante, porque cuando una ve que entrega el tiempo y comprueba el resultado merece la pena. Esto logra que muchas personas a las que ayudamos y asesoramos con el tiempo se conviertan en voluntarios, porque sienten la necesidad de devolver de alguna forma lo que desde Cruz Roja se les proporcionó.

-¿Cómo se siente al saber que es la segunda mujer que ha presidido la institución a lo largo de su historia en Córdoba?

-Muy contenta, porque sé que la institución buscaba un perfil femenino y es muy importante que en esta oenegé participen cada vez más mujeres.

-¿Cuántos derechos no está respetando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en concreto con los inmigrantes a los que pretende vetar la entrada a su país?

-Me remito a la postura expresada por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja dentro de su campaña «Proteger la Humanidad», en la que exhorta a todos los gobiernos a tomar todas las medidas razonables que hagan falta a fin de mitigar los riesgos para la vida de las personas en movimiento a lo largo de las rutas migratorias. Los migrantes deben ser tratados, ante todo y sobre todo, como seres humanos y sus derechos respetarse de conformidad con la legislación nacional y el derecho internacional.