El presidente de Acojer, Salvador Secilla, alerta sobre el fenómeno de las casas de apuestas y su influencia en la sociedad cordobesa.

-¿Cuál es la edad media de los apostantes?

-La media de hace 15 años era de 45-50 años, y ahora es de 25 a 30 años. Mucha gente joven, algunos menores e incluso niños de 14 años, vienen a nuestra asociación para rehabilitarse.

-¿A cuántos adictos al juego atiende Acojer?

-Los jueves o viernes, cuando hacemos terapias, se pueden juntar de 70 a 80 familias. Hay chavales que vienen con sus padres y, en este caso, suele ser por apuestas deportivas.

-¿Cómo acaban apostando estos jóvenes?

-Los bares de apuestas deben pedir el DNI e impedir el acceso a menores de edad, pero en algunas ocasiones este control falla. Los jóvenes ven a líderes deportivos de prestigio en tenis o fútbol en anuncios en televisión y acaban picando. Hemos denunciado a dos salones de apuestas por permitir el acceso a menores y en ambos casos hemos ganado en los tribunales.

-¿Por qué cree que se permite la publicidad de este sector?

-El Estado utiliza una balanza. Hace unos años se impidió la publicidad del tabaco porque los beneficios fiscales se contraponen con los problemas sanitarios derivados de su consumo. Pero en el sector del juego ese contrapeso no existe.

-¿Apuestan más los desempleados o la gente con menor renta?

-En Acojer tratamos a gente desempleada pero también a políticos y a empresarios. Vienen abogados, médicos y albañiles. El que tiene diez euros se los apuesta, y el que tiene 100 arriesga los 100.