Pablo Calmaestra nació en Almedinilla, pero lleva 29 años viviendo en un pequeño pueblo de Girona. «Salí de la mili y encontré trabajo aquí en Cataluña, aquí tengo a mi mujer y a mis hijos». Pese a vivir en una localidad donde el independentismo gana la partida, tiene claro que «el principal problema es que nos están engañando y que gente que ha jurado la Constitución están mintiendo a los chavales de 15 años, que han nacido y crecido en democracia». En su opinión, «si hay que cambiar la Constitución para hacer las cosas bien, hay que empezar por ahí».

No se cree el argumento de que España robe a Cataluña. «Yo tengo familia en Córdoba y todo el mundo trabaja y paga impuestos, las cuentas son públicas y deberían dar datos las dos partes para que la gente hablara con conocimiento de causa», señala. Lo que más le molesta es que mientras se debate sobre la independencia «el Parlamento de Cataluña está parado, sin avanzar en las cosas verdaderamente importantes». Sobre el futuro del independentismo, opina que «Cataluña se siente un país, le guste o no le guste al resto de España y eso no lo va a poder cambiar nadie». Sin embargo, el origen del problema actual cree que es el dinero. «El objetivo es ser autosuficientes, dejar de pagar al Estado español».

Pese a que él no se considera independentista, tiene claro que su hijo, que ahora tiene 10 años «será de Eskerra Republicana cuando crezca, como la mayoría de los jóvenes de aquí» y señala que «esto está pasando porque nadie da argumentos a estos chavales para convencerlos de lo contrario».

El 1 de octubre, en su opinión, «se votará» aunque no sabe muy bien cómo. «Habrá sorpresas y no descarto que un follón fuerte». Solo cabe esperar.