El pleno del Consejo Social de Córdoba ha aprobado hace unos días la memoria de su mandato, que se inició el 23 de septiembre del 2015. Al frente de este órgano municipal ha estado, por primera vez en su historia, una mujer, María Dolores Baena Alcántara, que repasa los hitos de estos cuatro años.

-¿Qué balance hace de estos años al frente del Consejo Social?

-Muy positivo porque ha sido uno de los mandatos en los que más se ha trabajado, --dicho por los propios consejeros--, y más presencia ha tenido el Consejo Social en la ciudad. No sólo hemos hecho informes relativos al Ayuntamiento, como máximo órgano de participación, si no también en otras administraciones, como en el tema de los aparcamientos del Reina Sofía, la mesa del aeropuerto, la mesa de Cosmos o en temas de turismo y gentrificación del casco histórico con la Universidad de Córdoba. Además, hemos participado en numerosos actos de la sociedad civil. Hay que destacar que el trabajo de los 25 consejeros es altruista y dedican su tiempo, esfuerzo, capacidad de trabajo e inteligencia al servicio de la ciudad de Córdoba.

-¿Cree que se tendría que remunerar ese trabajo?

-En principio creo que no, y que todo el mundo se siente cómodo así. En otros consejos sociales andaluces, que tienen una composición diferente y participan los grupos municipales, sí se remunera. En el de Córdoba, no, y eso siempre ha puesto de referencia esa independencia y representatividad de la ciudad. También quería poner de relieve la absoluta colaboración por parte de todo el Ayuntamiento, el equipo de gobierno y de los grupos municipales con el Consejo Social. Siempre hemos tenido lo que hemos necesitado. Ha habido conexión muy directa con los concejales.

-Ahora que conoce mejor el consejo, ¿de qué cree que adolece?

-Necesita una mayor visibilidad con más medios. Hemos intentado, precisamente, que nos conozca más la ciudadanía, incluso hemos dado conferencias en asociaciones culturales y de vecinos. Quizá necesita abrirse a temas como intervenir en los planes estratégicos de la ciudad.

-¿Entra en colisión el Consejo Social con el Consejo del Movimiento Ciudadano?

-No, en absoluto, nos complementamos y tenemos una conexión constante.

-Tras su nombramiento, señaló como objetivos: «hacer más visible el consejo y buscar nuevas vías de participación a través de la tecnología». ¿Lo han logrado?

-Queda pendiente lo segundo, porque la tecnología siempre avanza muy rápido y nos quedamos atrás. Otra cuestión que nos planteamos y estamos en vía de solucionar es la accesibilidad de nuestra sede, que está en la plaza Judá Leví, encima de la comisaría conjunta, en una segunda planta sin ascensor.

-¿Tiene suficiente dotación económica el consejo?

-Ha tenido un presupuesto anual de 59.500 euros pero no lo hemos agotado nunca, porque algunas iniciativas, como las obras, las ha financiado el Ayuntamiento. Además, había unas partidas muy grandes de representación o protocolo que tampoco hemos utilizado por decisión colegiada.

-¿Qué destacaría de los consejeros de este mandato?

-Su capacidad de trabajo y generosidad. Todos han tenido mucha intención de diálogo, prueba de ello es que todos los dictámenes han sido por unanimidad y negociados. En total han sido 23 dictámenes, el mismo número que los plenos que hemos celebrado, además de 31 comisiones de trabajo y la participación en cinco foros de economía.

-¿De todo lo que han hecho, de qué se siente más orgullosa?

-De haber tenido los informes de ordenanzas fiscales y presupuestos siempre a tiempo, y que se pudieran incluir algunas de nuestras recomendaciones, como las bonificaciones para los cuidadores de los patios o la rebaja del agua y del IBI de los patios. También estamos orgullosos de haber conseguido que nos mandasen la liquidación del presupuesto, que antes no se hacía y que nos ha servido para hacer nuestros informes comparativos. Por último, hemos hecho propuestas para el casco histórico, para que se preserve el uso residencial en él; un estudio para el callejero fiscal; hemos trabajado mucho por los polígonos industriales, y hemos reivindicado que haya ingresos y gastos equilibrados para mantener los servicios públicos.

-¿Cree que se ha dado a conocer lo suficiente esta labor?

-Hemos sido absolutamente transparentes y agradezco mucho el trabajo de la prensa, que hace llegar nuestro trabajo a más gente. Cada vez que hemos hecho un informe ha llegado a la vez a todos los grupos municipales y se ha colgado en la página web inmediatamente.

-¿Tenéis ya el borrador de ordenanzas fiscales del 2020?

-No. Además, el consejo social tiene cuatro años de mandato y el día 23 de septiembre se cumplieron los 4 años, por lo que el Consejo Social está en proceso de renovación, como es lógico, puesto en marcha por el área municipal de Presidencia. El secretario del Consejo, Bruno Ostos, que es personal del Ayuntamiento y al que también quiero agradecer su trabajo, me ha informado ya de que se ha remitido a los grupos la información para que hagan sus propuestas de consejeros.

Lola Baena, en la plaza de Jerónimo Páez, junto al Museo Arqueológico, que dirige. Foto: SÁNCHEZ MORENO

-En lo personal, ¿qué sensaciones se lleva?

-Para mi ha sido un lujo y he aprendido muchísimo de mi ciudad. También ha sido un crecimiento personal. Es verdad que hay trabajo, pero todos los consejeros me lo han hecho muy fácil. Lo único que yo he hecho ha sido aprender de ellos, del proceso y conocer mejor el funcionamiento del Ayuntamiento. No lo he visto nunca como un problema, todo lo contrario. Lo único que no me gusta es haber sido la primera presidenta del Consejo Social, ojalá hubiera habido otras mujeres.

-Aunque la propuso un partido, el PSOE, ¿se ha mantenido neutral en estos cuatro años?

-Siempre he intentado tratar de ser lo más objetiva posible, para eso he tenido a mis consejeros. Si algo me han echado algunos en cara es precisamente no decir mi opinión, pero es que no tengo que decirla. Mi papel ha sido organizar y mediar, para lo que me había formado durante muchos años en materia de liderazgo y gestión de equipos.

-Pues se escuchó incluso que iba a dar un salto a la política local.

-A mi me han llegado muchos rumores de que yo tenía carnet de algún partido político. La gente que me conoce sabe que no. No me he planteado jamás ir en una lista a unas elecciones, ni nadie me lo ha ofrecido. Me quedo muy a gusto con mis vecinos y mi gente del Alcázar Viejo ejerciendo de ciudadana, como me enseñaron mi padre y mi madre, e intento enseñar yo a mis hijos. Creo que la sociedad civil tiene que fortalecerse y participar. No limitarse a votar cada cuatro años.