La crisis ha puesto piedras en el camino del estado del bienestar, con recortes de conquistas sociales conseguidas tras muchos esfuerzos. Han sido las personas mayores las que han contribuido a evitar un drama social aún mayor en el resto de la población al aportar sus pensiones a muchos de sus familiares para salir de una complicada situación. Pero la paciencia llega a un límite, sobre todo cuando ven que con las exiguas subidas de sus prestaciones ya no les llega para alcanzar el final de mes y ayudar a los que más quieren. Ellos han luchado durante décadas por conseguir todo lo que han logrado. Ellos no son los débiles. Ahora es su momento.