La muerte reciente de María José Carrasco, una mujer afectada por una cruel enfermedad incurable y dolorosa a la que su marido ayudó a morir pese a que su apoyo ha estado a punto de costarle un juicio por violencia machista, ha vuelto a reabrir en España el debate de la eutanasia. Isabel Torres, que ha vivido en primera persona la desgracia de ver malmorir a un familiar, es la presidenta de la asociación Derecho a Morir Dignamente de Andalucía.

-La muerte de Ramón Sampedro conmovió a este país. 21 años después, asistimos a un episodio similar y la ley de eutanasia sigue siendo un proyecto pendiente. ¿Cómo han vivido este caso en DMD?

-Es una pena que tengan que pasar estas cosas, la eutanasia es una demanda social y hay mucha gente que está muriendo mal en España. Salen a la luz casos como este, pero no es algo aislado. Ángel Hernández ha decidido hacerlo público para reivindicar que se despenalice la eutanasia, pero lamentablemente ocurre a menudo en clandestinidad y no nos enteramos. Los adelantos médicos permiten alargar la vida casi hasta el infinito, pero no siempre en condiciones dignas.

-La vida se considera un derecho humano. ¿La muerte digna también debe serlo?

-A mí me parece que un caso como el de María José constituye un atentado a los derechos humanos, a las libertades individuales, a la dignidad de una persona. Creo que la desobediencia civil está justificada por pura humanidad, porque hablamos de una persona que ayuda a otra que lleva sufriendo treinta años y pidiendo ayuda. No vale que digan que tenía cuidados paliativos. Ella era consciente, estaba sufriendo psicológicamente. Dejar vivir a una persona así atenta contra su libertad individual. Hay que legislar para humanizar la muerte.

-¿Qué supuestos deberían darse para aplicar la eutanasia?

-Para practicar la eutanasia debemos estar ante una enfermedad terminal o irreversible que genere un dolor físico o psíquico insoportable ante el que la persona solicite, en plenas facultades mentales, ayuda para morir con dignidad. Para estos casos, debería existir un marco legislativo que ofrezca garantías tanto para la persona que solicita la eutanasia como para los profesionales médicos que deben actuar.

-¿Los cuidados paliativos son una alternativa a la eutanasia? ¿Qué opciones hay para enfermos terminales en Andalucía?

-Los cuidados paliativos están muy bien y tienen que ser universales como ha dicho el consejero de Salud, pero no están reñidos con la despenalización de la eutanasia. Te pueden quitar el dolor físico, pero no el sufrimiento psicológico, que te puede llevar a no querer vivir más. Actualmente, según la ley de muerte digna de Andalucía, cuando un enfermo llega a una situación irreversible, puedes rechazar medidas de soporte vital y solicitar sedación paliativa para quitarte los dolores pero eso no te ayuda a morir. Esa sedación te puede acortar la vida, pero no es una eutanasia.

-¿Cómo son los cuidados paliativos de Córdoba?

-No los conozco a fondo, sé que existe una unidad específica pero por lo que sé, es insuficiente. Córdoba no es una excepción en España. Los cuidados paliativos son deficitarios porque no llegan a todos los enfermos, pero insisto en que no son la solución en muchos casos.

-¿Por qué nos cuesta tanto hablar de la muerte?

-La Iglesia tiene mucho que ver. Esa idea de que Dios nos da la vida y Dios nos la quita. Aunque estamos en una sociedad más laica, no hablamos con naturalidad de la muerte, no nos damos cuenta de que la muerte es parte de la vida y que merecemos que se trate con el mismo cuidado, el mismo respeto y dignidad que la vida. También influye que muchos profesionales sanitarios siguen siendo fieles a un Código Deontológico que va en contra de ayudar a morir, ya que su filosofía es mantener la vida. Se considera a la muerte como el fracaso de la vida y no es así, es el último paso de la vida. Hay que ayudar a que la gente muera bien por ellos y por los que los rodean, que se ven abocados a un sufrimiento innecesario.

-¿La gente teme más la muerte o el dolor?

-Tememos más el dolor. Si nos quitaran los dolores y supiésemos que íbamos a tener una buena muerte, que íbamos a poder decidir libremente sobre nuestro final, todos viviríamos mejor. El Testamento Vital, sobre el que existe mucho desconocimiento, serviría para aliviar mucho sufrimiento al final de la vida.

-¿Considera la eutanasia una forma de suicidio?

-Para nada. Tú puedes suicidarte por mil motivos, es un acto individual. La eutanasia es otra cosa, debe ser algo natural, el final de la vida sobre el que tú decides, pero en el que te acompañan profesionales para ayudarte a morir de la mejor manera posible.

-¿Qué datos manejan sobre la opinión que tienen los españoles sobre la eutanasia?

-Un 87% de los españoles, según Metroscopia, están a favor de una muerte digna. De hecho, el 65% de los votantes del PP lo respaldan. El problema es que los que legislan tienen miedo porque piensan que una ley derivaría en una avalancha de peticiones de eutanasia y no es así, hay países como Holanda o Bélgica donde existe una ley de eutanasia y las solicitudes se dan en casos muy concretos.

-¿Cómo valoran el proyecto de ley del PSOE?

-Supondría un primer paso que es mejor que lo que hay, porque no hay nada, pero no nos convence porque, a diferencia de otros países, impone la existencia de comisión de control previo con distintos profesionales que dificulta y alarga mucho el proceso más de 30 días, ese control es innecesario y alarga la agonía.