Lorenzo Amor, cordobés, que preside desde el 2004 la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), destacó, tras conocer la distinción de la Medalla de Andalucía, «la sangre cordobesa y andaluza» que tiene esta organización empresarial, que fundó su padre, Lorenzo Amor López, en 1995, junto a un grupo de empresarios y que hoy se ha convertido en una organización de ámbito nacional, integrada por más de 250.000 socios.

Este reconocimiento, dijo Amor, «no es una, sino miles de pequeñas medallas», es «para los 547.000 autónomos que hay en Andalucía, que levantan cada día y construyen Andalucía, que emprenden, generan actividad y empleo», pero también «hoy me ha venido a la memoria mi padre, que fue el impulsor, junto a un grupo de empresarios, de ATA». La sede nacional y la andaluza se mantiene en Córdoba, donde cuentan con 50 empleados, «más que en la sede de Madrid», apunta Lorenzo Amor.

Los autónomos «hemos sido un elemento esencial en esta pandemia» no solo en el trabajo esencial, reconoció Lorenzo Amor, sino también en el sector servicios, la hostelería, el comercio, los hoteles, todo lo que tiene que ver con el turismo, «a los que la crisis les ha afectado mucho». Por ello entiende que este reconocimiento es «por un lado, a la labor que han hecho los autónomos pero también al resistir que han tenido». Por suerte, señaló, Andalucía, a pesar de la crisis de la pandemia, «presenta unos datos positivos», con un crecimiento de más de 9.000 autónomos en el último año, «lo que no ocurre en ninguna comunidad autónoma». En su opinión, «los autónomos andaluces han podido resistir un poco mejor, entre otras cosas porque la actividad no ha caído en tanta medida, no ha habido restricciones tan duras, se ha cerrado hasta las 6 de la tarde y todo ha influido».

Entre sus principales demandas ahora, Lorenzo Amor insiste en la necesidad de ayudas directas para el sector, más allá de los ERTE o préstamos.