La costumbre americana del Black Friday se ha instalado definitivamente en nuestras vidas y costumbres. Ayer, el centro, los barrios y las superficies comerciales se llenaron de clientes, esos que escaseaban hace unos días y solo miraban escaparates. Ayer salían con bolsas de las tiendas y en muchas podían verse colas para pagar en las cajas, mientras que en casi todos los escaparates lucía la palabra Black Friday junto a descuentos de entre el 20% y el 50%. Y eso sin contar el flujo del comercio electrónico. Una oleada de ofertas que se extienden desde la moda a los viajes o la tecnología y que se espera que sea un revulsivo en vísperas de la gran campaña de Navidad y a poco más de un mes para que acabe el año, y que muchos centros comerciales han alargado a varios días e incluso una semana.

A falta aún de tener datos respecto al impacto del Black Friday en el comercio cordobés, que esperaba estas ventas como agua de mayo, dadas «las fuertes caídas de ventas y cierre de establecimientos», como explicó el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, lo que sí es cierto es que ayer calles y comercios mostraban una inusual animación. Algunos barrios, como Santa Rosa, convirtieron además la jornada en un día especial, con numerosas actividades para los clientes.