«La palabra calienta y reconforta» a todos aquellos que marcan en un momento de sus vidas el 957 470195, el teléfono de la esperanza en Córdoba, aseguró el presidente nacional de esta oenegé, Juan Sánchez, que estuvo ayer en Córdoba para conocer la nueva sede y celebrar el Día de la escucha, que este año está dedicado a las personas con discapacidad.

Esa llamada la realizan unas 1.500 personas al año en Córdoba y el principal motivo es la soledad o los conflictos familiares. «No solo es contestar a una llamada de emergencia, que también, sino que es mucho más. Lo que se pretende es mejorar la salud emocional de estas personas, gracias al trabajo de un voluntariado muy bien formado», explicó Juan Sánchez.

Para la delegada en Córdoba, Josefina Santos, la palabra que los define es «afortunados», puesto que «enseñamos y aprendemos el manejo de las emociones y mejorar la salud emocional nos hace a todos crecer como personas». Unas dos mil personas participan al año en sus talleres en Córdoba.

Un ejemplo de cómo se puede mejorar la salud emocional lo ofreció Francisco Javier Celular, director de la radio Intimidad, quien explicó que al quedarse ciego tuvo que aprender a escuchar , «tuve que aprender a escuchar los huecos», y necesitaba que alguien le escuchara. «Estás en una situación límite, el cerebro te hace clack y no quieres renunciar a vivir. Cuando una posibilidad desaparece otras tantas aparecen. A la discapacidad se la prejuzga».

Por su parte, la enfermera jubilada Ana María Pérez Figuegoa tras una larga enfermedad y una separación con una pareja alcohólica, hizo un taller de autoestima y para ella «el Teléfono de la Esperanza es la vida, no solo esperanza».

La oenegé tiene su sede desde septiembre en la plaza de Cañero, 31, gracias a la donación de un piso por parte de la Fundación Cajasur. Ayer, la Diputación acogió en su salón de actos este encuentro de esperanza.