«Dios aprieta, pero no ahoga, la vida nos ha dado otra oportunidad». Es la reflexión que hacen Isabel y José cuando miran hacia atrás y, después del camino recorrido, lleno de obstáculos y sinsabores, afrontan el futuro con optimismo. Padres de tres hijos, cuando empezó la crisis vieron cómo su vida se venía abajo después de que el negocio que emprendió José se fuera a pique mientras el pago de la hipoteca se hacía insostenible.

Compraron su casa en San Rafael de la Albaida en el año 2005 y la cuota empezó a crecer de forma proporcional a cómo decrecían sus ingresos. Unos años antes, José, carnicero de profesión, había abierto una carnicería que, lejos de sacarles de apuros, estuvo a punto de hundirles definitivamente en deudas. «Menos mal que acudimos a la Asociación de Familias Necesitadas (Anfane) y allí nos abrieron los ojos aunque no dimos el paso hasta que José se cayó y se tuvo que dar de baja», explica Isabel, «pensábamos que cerrarla sería un fracaso y que no tendríamos opciones para salir adelante, pero ocurrió justo al revés». Dieron el paso justo después de que Anfane negociara con el banco un código de buenas prácticas que le ha dado cinco años de respiro, con una cuota mínima y la deuda paralizada. «En febrero hará dos años desde que lo firmamos, así que tenemos tres años por delante de tranquilidad mientras nos recomponemos». En este tiempo, la perspectiva laboral de la familia ha dado un giro de 180 grados.

Tras siete meses de baja, en los que José, como autónomo apenas ingresó 300 euros, logró un trabajo de media jornada en una empresa. «Ahora estamos trabajando él como carnicero en un supermercado, yo trabajo en un hostal y dos de mis hijos también han conseguido trabajo, solo el mayor sigue estudiando», comenta Isabel, que recuerda como una pesadilla el tiempo en el que «iba dejando cosas a deber porque no me llegaba para pagar».

En los malos tiempos ha aprendido la diferencia entre «amigos, familia y conocidos», asegura, «hemos tenido amigos que han estado ahí para ayudarnos en todo momento y se lo agradeceremos toda la vida», dice mientras se emociona, «de otros prefiero no hablar».