La doctora Noelia Muñoz Guillén (Plasencia, 1981), la primera médica de una familia humilde, acaba de asumir en el hospital Cruz Roja Córdoba la jefatura del servicio de cuidados intensivos. Una labor que ha realizado el doctor Andrés Guerrero durante 32 años hasta su reciente jubilación. Esta médica afronta con ilusión este reto, después de ocho años trabajando en esta unidad. Noelia Muñoz estudió medicina en la facultad de Salamanca. Realizó después la especialidad de medicina intensiva en el hospital Reina Sofía, centro en el que trabaja su marido, el también intensivista Rafael León, con el que ha formado una familia en Córdoba.

-¿Por qué eligió especializarse en medicina intensiva?

-Elegí medicina intensiva porque me apasiona la complejidad del ser humano y la adaptación del organismo frente a la enfermedad. Cuidados Intensivos es una especialidad que aborda el organismo como un todo, no como un solo órgano. El organismo es muy inteligente, pero cuando claudica es el momento en el que la medicina intensiva ofrece esta magia dándole soporte. Los cuidados intensivos ofrecen vida, pero también respetan la muerte y el buen morir.

-¿Por qué al terminar la especialidad en el Reina Sofía decidió vincularse al hospital Cruz Roja?

-Porque soy una persona que aprecia mucho el compromiso y la dedicación a los pacientes y esos valores los veo en Cruz Roja.

-¿Qué le ha supuesto suceder al doctor Andrés Guerrero, uno de los pilares médicos del hospital Cruz Roja?

-Me siento muy afortunada de que este médico me haya dado el relevo, ya que el doctor Guerrero creó la UCI del hospital Cruz Roja de la nada en 1987, hace 32 años. Para él ha sido este servicio como un hijo. Ha puesto gran esfuerzo y amor en esta unidad. Así que para mí ha sido un regalo asumir este trabajo. Andrés Guerrero tiene todo mi respeto y agradecimiento.

-¿Qué principales objetivos se plantea como responsable de esta unidad?

-Hay una frase que me gusta mucho que dice que «nunca te pares, nunca te conformes hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente». Los objetivos van por ahí encaminados. La utilización de los códigos de activación urgente es primordial. Se trata de dar respuesta rápida a situaciones que son tiempo-dependientes. Así evitamos secuelas invalidantes y la muerte. En la UCI queremos ir más allá. Detectar de manera precoz y manejar a los pacientes en potencial riesgo vital. Si actuamos pronto obtendremos siempre los mejores resultados y trabajaremos con equipos multidisciplinares tanto dentro del hospital como fuera, porque así fomentaremos la continuidad asistencial. Tenemos planteado el proyecto de la UCI en positivo. Intentar conseguir, además de la mayor calidad asistencial, la creación de una cultura del cambio en la percepción social tan generalizada sobre la UCI. La UCI es un espacio de lucha constante por la vida, no el lugar del preámbulo del infierno. Es algo que a lo mejor nosotros tampoco hemos sabido comunicar a la sociedad. Que la gente observe que todo el que entra en la UCI es potencialmente salvable. Luchamos por la vida, pero también respetamos la muerte. La medicina tiene una limitación y cuando llega ese momento, tratamos de facilitar que sea de la mejor forma.

-¿Me puede detallar en qué consisten esos códigos de activación urgente?

-Esos códigos de activación urgente ante un ictus, infarto, sepsis u otras situaciones críticas ya están implantados y lo que hay que hacer es optimizarlos. Dentro de los hospitales siempre tenemos el ciclo de mejora continua para mejorar.

-¿Qué le parece que cada vez más mujeres ocupen puestos relevantes en la sanidad?

-Pues me parece un reto liderar una unidad de cuidados intensivos porque amo esta dedicación. Lo afronto con gran entusiasmo. Estoy rodeada de un gran equipo de profesionales y tengo a mi lado a Carlos Marín, que es el supervisor de enfermería de UCI y Urgencias. Por fortuna vivimos en una sociedad en pro de la igualdad de oportunidades de derechos entre hombres y mujeres. Y esto que ahora nos parece un hito para las mujeres será lo habitual en unos años.

-¿Qué supervivencia media existe en las UCI de hospitales como en el que trabaja?

-Las UCI tienen una tasa de supervivencia muy elevadas. Los avances en medicina cada vez son mayores y en la UCI del hospital Cruz Roja se alcanzan tasas de supervivencia superiores al 95%, un dato muy positivo, pero quizás no sepamos transmitirlo.

-¿Cómo se pueden humanizar más las UCI?

-No se puede entender la medicina sin la humanidad y más si cabe en una UCI por la situación de vulnerabilidad. Lo fundamental es que tanto el paciente como la familia sientan que lo tratamos como personas. Que las familias estén con sus seres queridos cuando están ingresados en la UCI el mayor tiempo posible. Las UCI de puertas abiertas.

-¿Ha cambiado el perfil del paciente que ingresa en UCI?

-España es uno de los países con mayor esperanza de vida. Hay más personas cuyas enfermedades se están cronificando. Atendemos muchos posoperatorios de cirugía cardiaca, torácica, neurocirugía o cirugía general.

-¿Qué actividad anual aproximada registra la UCI que dirige?

-La UCI de Cruz Roja, que también acoge a pacientes de reanimación, asistió en el 2018 a más de 2.900 pacientes. Cuenta con 8 puestos de UCI y 3 camas de reanimación. El equipo lo formamos ocho especialistas en medicina intensiva, 11 enfermeras y 5 técnicos auxiliares de enfermería, más el apoyo de los celadores de urgencias y hospitalización.

-¿Uno de los retos actuales de las UCI es frenar las infecciones?

-Sí. Intentamos prevenirlas con la promoción de la higiene de manos, con la divulgación de los Proyectos Zero para reducir las infecciones por bacterias multirresistentes y creando una comisión hospitalaria para tratar de frenar esta situación.

-¿Cómo se repone de estar a diario en contacto con pacientes que se encuentran críticos?

-A pesar de lo que pueda creerse es una labor gratificante, porque como ya he dicho anteriormente, muchos pacientes salen adelante. Cuento con el respaldo de mi equipo y tengo la suerte de compartir profesión con mi marido y me apoyo mucho en él.