Manuel Casas es socio fundador de la Asociación de Belenistas de Córdoba y esta tarde, a las 20.30 horas, ofrecerá el ya tradicional pregón de la Navidad cordobesa en la Diputación.

-Este año, sus palabras servirán de pistoletazo de salida a la Navidad. ¿Cómo afronta este reto?

-Después de más de 50 años de belenista, ser pregonero de la Navidad es algo que me hace mucha ilusión y la verdad es que lo tomo con responsabilidad, igual que hace ocho años preparé el pregón del Corpus Christi.

-¿Qué mensaje lanzará en su pregón esta tarde? ¿En qué se ha inspirado?

-Hablaré de todo un poco. En principio, me referiré a la esencia de la Navidad, como es lógico que es el nacimiento de Jesús, en su aspecto litúrgico y luego pasaré a la parte belenística, además de rememorar cuándo se inició la tradición del montaje del belén. San Francisco de Asís dio los primeros pasos en Grecio, una ciudad italiana, en el año 1223, aunque el primer belén con figuras de barro fue idea del rey Carlos III, que lo hizo en Nápoles, como rey de España e Italia. De ahí la fama de las figuras napolitanas.

-¿Quién lo acompañará en el escenario?

-En la parte musical, estará el Orfeón de Cajasur, que intervendrá con varios temas navideños a lo largo del pregón.

-¿Cómo son los días previos a la Navidad para un belenista?

-Hay mucho ajetreo desde al menos un mes antes, yo monto un belén en casa y también, desde hace un par de años, el de la parroquia de San Pelagio, que se inaugura este domingo, día de la Inmaculada. Recomiendo también visitar el de la Diputación, que por primera vez estará en la iglesia de la Merced y que es espectacular.

-¿De dónde le viene la afición por los belenes?

-De mi padre y su familia, lo he visto desde muy pequeño, para mí es una herencia familiar.

-¿Qué cree que tiene de especial la Navidad de Córdoba?

-Los belenes. Yo creo que la principal diferencia respecto a otras ciudades está precisamente en el peso de esta tradición, hay muy buenos belenistas y se ven cosas muy bonitas en el concurso, además la afición no deja de crecer.

-La Navidad es una fiesta religiosa que ha ido evolucionando hacia una fiesta cada vez más pagana. ¿Cómo viven en su casa estas fiestas?

-En mi familia damos la importancia que tiene a la parte religiosa porque esa es la esencia de la Navidad. Luego, eso va acompañado de fiesta, de estar en familia y pasarlo bien, pero no podemos olvidar que celebramos el nacimiento de Jesús, por mucho que la sociedad no lo practique.

-También es una fiesta muy consumista. ¿Cómo combatir eso?

-El consumismo nos está invadiendo y es penoso, no sé si eso se puede combatir, pero sí que habría que intentar compaginar esa realidad con la tradición y mantener el sentido de las cosas.