Clara Pardo, presidenta nacional de Manos Unidas, pronunció ayer en Córdoba la conferencia La mujer del siglo XXI, denunciando que la mujer no tiene derechos.

-No es la mujer del siglo XXI como nos la imaginamos en Occidente, ¿verdad?

-Sobre la mujer del siglo XXI todos pensamos en la mujer de los países del Norte, una mujer independiente, que tiene sus derechos y que puede hablar y opinar. Esa no es la mujer por la que nosotros trabajamos. Un tercio de las mujeres que hay en el mundo no tienen voz, no tienen derecho, no son independientes y por eso llevamos 60 años trabajando en Manos Unidas.

-¿Cuál es la situación actual de la mayoría de las mujeres?

-La mayoría de las mujeres, en los países en los que trabajamos principalmente, son las que menos derechos tienen, eso significa que si solamente hay una persona, un hijo que puede ir al colegio, desde luego es el chico varón, no la niña. No tienen derechos reconocidos. Es la gran perjudicada. Por no hablar ya de violencias bien sexuales, bien de violencias de otro tipo. Nosotros en el Norte estamos discutiendo sobre cuántas mujeres hay en los puestos de los consejos de administración. Es un enfoque un poco distinto y no somos conscientes de ello.

-¿Qué proyectos tiene Manos Unidas para cambiar la situación?

-Muchos. Tenemos casi 600 proyectos al año, de los cuales una gran parte van dirigidos a las mujeres. Desde el acceso a la educación, programas sanitarios que les permiten una educación en hábitos de higienes. Proyectos denominados de animación de la mujer, en los que se le da una formación muy básica, aprender a leer y escribir para que sean conscientes de sus derechos. Se les enseña un oficio, y se les suele dar un microcrédito. El que algunas mujeres tengan unos ahorros les permite que sus hijos también los tengan. Tú educas a una mujer y educas a una familia, educas a una comunidad. Una forma de salir adelante.

-¿Por dónde empezaría usted a cambiar?

-Por la mujer. La mujer es garantía de éxito, porque cuando se le da una responsabilidad la va a asumir; porque comprende que si hay educación sanitaria, sus hijos están mejores. La mujer es claramente el motor del cambio.

-Pero, también, la mujer es el eslabón más débil.

-Por eso hay que apoyarla más y por eso llevamos 60 años apoyándola.

-Hambre, situación de la mujer, miseria, derechos humanos. ¿Todo camina de la mano?

-Todo camina de la mano. «La pobreza tiene rostro de mujer» es una frase muy usada, pero es verdad. Las que más sufren son las mujeres. Son las últimas que tienen algo de comida en el plato. Son las que no se les reconocen los derechos, las que no tienen acceso a la sanidad, a la educación. Está todo unido. Nosotros, Manos Unidas, luchamos por los derechos. Estamos en el trienio de los derechos humanos, conmemorando nuestro sesenta aniversario, y promovemos los derechos con hechos.

-¿Es usted optimista?

-Sí. Creo que si todos pusiéramos de nuestra parte sería posible cambiar el mundo. Nuestras fundadoras decían que el único peligro es que no nos lo creemos. Se puede ganar, la batalla contra el hambre, contra la desigualdad, pero todos tenemos que poner de nuestra parte. Somos una oenegé con 5.000 voluntarios y 80.000 socios. En España se podría hacer mucho más. Nosotros llegamos a millón y medio de beneficiarios al año y más de la mitad son mujeres. Si esto lo multiplicáramos por más oenegés, esos 821 millones de personas que pasan hambre en el mundo se irían reduciendo. En Manos Unidas apoyamos a un millón y medio, todos juntos, más.