-El Feminario recibe este año a más de 500 personas. ¿Cuál es el perfil de los asistentes?

-La mayoría son mujeres, pero hay de todo, periodistas, académicas, gente del asociacionismo, políticas y personal técnico de las administraciones procedentes de toda España.

-Despierta mucha expectación. ¿Hay congresos similares en otros puntos del país?

-Nosotras fuimos las primeras que organizamos un Feminario en el 2000. En ese momento, la prensa nos demonizó y nos ridiculizó. Ahora, los propios medios han asumido el concepto.

-’El sujeto político del feminismo somos las mujeres’. Si hablamos de igualdad, ¿no habría que dirigirse a hombres y mujeres?

-Con ese título, aludimos a una ideología política que consiste en la liberación de las mujeres tras años de opresión por parte de hombres de toda clase social y etnia. Nosotras somos quienes, por nacer mujeres, sufrimos mutilaciones, tenemos salarios por debajo de los hombres, hemos tenido que llegar a la política con cuotas electorales, somos el 94% de las cuidadoras de las personas dependientes, etc.

-¿Tiene el Feminario el mismo sentido hoy que hace 30 años o ha cambiado algo?

-Tiene el mismo sentido que habría tenido hace 300 años. Flora Tristán ya decía que las mujeres teníamos derecho a la igualdad salarial. Y Simon de Beavoire, a mediados del siglo XX, decía que las mujeres no podíamos ser independientes si no éramos autónomas económicamente. Yo trabajo en una casa de acogida de mujeres víctimas de violencia y me dicen aún que han aguantado el maltrato porque ¿dónde iban a ir con niños pequeños?

-Sin embargo, muchas mujeres son víctimas de violencia de género y no son dependientes económicamente. ¿Cómo se explican esos casos?

-Claro, hasta la Reina de este país ha padecido el patriarcado y el machismo. Para entenderlo, hay que retrotraerse a muchísimos años atrás. Hoy en día, te puedes encontrar a una abogada que te dice «yo le preparo la maleta a mi marido cuando se va de viaje» aunque él esté perfectamente. Muchas mujeres están en la oficina o recogiendo fresas pensando que no han sacado el pollo del congelador para comer a mediodía y todo eso es educacional.

-Hoy en día hay hombres que se preocupan de sacar el pollo.

-Sí, pero las estadísticas dicen, por ejemplo, que España es el tercer país con más prostitución y el 95% de las prostituidas son mujeres. Lo cierto es que la democracia es una falacia si no cuenta con el 52,4% de la población, que somos las mujeres. No podemos asumir que haya mujeres trabajando ocho horas cuidando a personas dependientes y ganando menos de 600 euros.

-¿Qué es ser feminista hoy?

-Lo mismo que en el siglo XVIII. Luchar por los derechos de las mujeres y los excluidos.

-Hay mujeres que dicen soy feminista, pero no ‘feminazi’, ¿hay distintas formas de ser feminista?

-Feminista se es o no se es, el problema es que estamos aún en la antesala de que el patriarcado asuma la liberación de las mujeres. Quienes dicen yo soy mujer y estoy aquí porque lo merezco, igual no saben quién fue Marie Curie o quiénes lucharon en el pasado porque pudiéramos votar hoy. Si inculcáramos valores, si el lenguaje no fuera sexista, si no se alquilaran vientres entre las mujeres más pobres...

-El discurso de Vox está calando entre hombres separados que quieren que la ley los trate igual. ¿Pagan justos por pecadores?

-Yo entiendo que sigan a Vox, pero es que la realidad es que hay miles de hombres que no pagan la pensión alimenticia cuando se separan o incumplen los regímenes de visita. Está claro que habrá hombres malos y buenos, y mujeres buenas y malas, pero las estadísticas dicen que son ellos quienes han matado este año a 49 mujeres, han asesinado a 28 niños para hacer daño a las madres y han violado en grupo a niñas. La teoría o el discurso feminista no puede cambiar mientras hombres y mujeres no estén en igualdad de condiciones.

-Este año, el Feminario está subvencionado por la Junta de Andalucía. ¿Corre peligro la edición del año que viene?

-La subvención se ha obtenido en una convocatoria competitiva. El Feminario corre el mismo peligro que corren los derechos humanos de la ciudadanía española.