Las dos partes enfrentadas por la dirección de la patronal hostelera, en la figura de Hostetur, se vieron ayer las caras en la Ciudad de la Justicia ante una jueza que ahora deberá determinar si la directiva que actualmente ostenta el cargo tiene legitimidad para ejercerlo o si, por el contrario, se ha cometido alguna irregularidad que la ponga en duda. El caso quedó ayer visto para sentencia después de la declaración de los demandantes y los demandados y de numerosos testigos aportados por ambas partes.

Sobre la mesa, el conflicto surgido hace unos meses a raíz del intento de fusión de Hostecor y Córdoba Apetece en una sola entidad, Hostetur. Según relató la defensa de Alberto Rosales, demandante y presidente de Apetece, Francisco de la Torre, presidente de la antigua Hostecor, habría incumplido los acuerdos adoptados por las partes para culminar el proceso de fusión que preveía, entre otras medidas, una presidencia compartida en periodos de dos años y medio, que se iniciaría por De la Torre para dar paso después al presidente de Apetece, es decir, Rosales. Los testigos aportados por los demandantes coincidieron ante la jueza en que existía ese «acuerdo sobre la alternancia» y en la celebración de una reunión para designar a la junta directiva en la que se hizo efectiva la designación de los nuevos miembros. Al parecer, en esa misma reunión y ante el anuncio por parte de Francisco de la Torre de su intención de reunirse con el gerente de Urbanismo para abordar la cuestión, candente en ese momento, de los veladores, la otra parte planteó que antes de eso se consensuara una postura común. Esta llamada de atención habría sido interpretada por De la Torre como un menoscabo de sus «poderes de representación» y al considerar que «no procedía», decidió registrar ante notario la composición de la junta directiva, excluyendo a Rosales y al resto de miembros de Apetece «por falta de confianza». A eso se sumó, según indicó De la Torre, que sus abogados le informaron de que había cuestiones formales que se incumplían imposibilitando que ciertas personas formaran parte de la directiva. «Hice lo que tenía que hacer», aseguró De la Torre.

Mientras Rosales alude a la «mala fe» y a la actitud «antidemocrática» de la otra parte, la defensa de De la Torre se agarra a la «legalidad» como principal argumento para deslegitimar al contrario. El juicio evidenció que la hostelería sigue dividida. A ver qué resulta de todo esto.