Juana Martín aprovechó ayer la sentencia de absolución del delito de alzamiento de bienes del que ha sido enjuiciada, dentro del caso Invercaria, para descargar su malestar por el «acoso y derribo» que dice haber sufrido durante los años que ha durado el proceso, que aún está pendiente de sentencia firme. «Desde el principio, ha habido constantes filtraciones a la prensa que han hecho mucho daño a mi familia, lo que nos ha llevado a exigir que se nos comunicara a nosotros cualquier nueva información», dijo Martín, que, sin embargo, ayer echó en falta la presencia de medios en los juzgados.

«Han sido cinco años de acoso mediático y de escuchar continuas barbaridades incluso en la puerta de mi casa, un calvario que ha hecho mucho daño a mi familia y, sobre todo, a mi padre, cuando él no ha tenido nunca ni una multa de tráfico», aseguró. Según la diseñadora, esperaba la sentencia tranquila. «No tenía miedo porque tengo todos mis papeles en regla», explicó, si bien se mostró «muy dolida por el daño incalculable que se ha hecho a mi padre y eso no lo voy a perdonar en la vida». También se mostró «enormememente agradecida» a su abogada, «que ha confiado desde el primer momento en mi inocencia y ha sido pulcra en cada paso para demostrar que yo tenía todo en orden».

Satisfecha porque, en su opinión, «se ha hecho justicia», dijo no haberse sentido en ningún momento sola, ya que «la gente que me conoce y me quiere ha estado a mi lado». Tampoco cree que el juicio haya dañado su actividad profesional. «No ha afectado porque trabajo mucho día a día aunque había gente interesada en hacerme daño, hay mucha envidia». Durante la conversación con este periódico, la diseñadora recibió un ramo de flores y llamadas a la puerta para felicitarle por el fallo. «Hoy me iré al cementerio a celebrarlo con mi padre», concluyó. Cabe recordar que su padre, enfermo de cáncer, falleció días después del juicio.