Esta semana ha comenzado en el Congreso la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021, que deben sustituir los de Montoro de 2018. Lo primero que tenemos que señalar acerca de este proyecto es que se basa en una irreal previsión de ingresos; recaudar 222.000 millones en 2021 cuando en 2019 se recaudó 212.000 no es poco realista, es simplemente falso. ¿Cuántos impuestos creen que van a poder pagar los hoteles, los bares, las empresas de autobuses, los…? Y esa falsedad tendrá consecuencias; las posibilidades de que nos llevemos sorpresas desagradables cuando la UE nos llame al orden, con recortes como los de 2008 cuando el PSOE bajó los salarios públicos una media del 5% y congeló sueldos y pensiones varios años. Mientras en el resto de Europa se bajan impuestos para favorecer la recuperación, se defiende el tejido empresarial y se apoya a los emprendedores, en estos presupuestos hay subidas de impuestos, no bajadas. Repito: caso único en la UE.

Todavía nos encontramos en un momento temprano de la tramitación, por lo que habrá cambios. Parece que la de subir los impuestos al gasóleo se va a eliminar, lo que habría sido un problema grave para los agricultores de Córdoba, cuya maquinaria usa ese combustible.

Desde el punto de vista de las infraestructuras, no hay ninguna de las reclamaciones históricas de la provincia: la autovía que sustituya a la N-432, la reforma de la A4 o la variante Oeste, sólo cuentan con 300.000€ para la redacción de proyectos y para las comisarías de Córdoba que se lleva reclamando desde hace años, porque la Policía debe trabajar en condiciones dignas, no hay nada presupuestado. La única inversión destacable en la provincia es para terminar una serie de obras ferroviarias, como el bypass de Almodóvar del Río. Que incluso en unos presupuestos con un nivel de gasto irresponsable, no haya partidas para las obras que los cordobeses han demandado desde hace décadas, da una idea de la importancia de Córdoba para el PSOE y para Podemos; ningún parecido con otras provincias como las vascas o las catalanas. Ni volviéndose locos gastan en Córdoba. Una pena, una vez más.