¿Por qué conceptos urbanísticos ha de apostar la administración?

De todas las cosas que nos ha traído esta pandemia, casi todas son negativas; contagios, muertes, confinamiento, no poder ver ni abrazar a nuestros seres queridos y amigos, etcétera. Pero también han sucedido algunas cosas bastante positivas como por ejemplo tener una ciudad mucho más amable. Hemos visto como ha disminuido drásticamente la contaminación de las ciudades, tanto a nivel sonoro como de polución atmosférica ya que los desplazamientos se han reducido a prácticamente a cero y esto ha mostrado otra imagen completamente distinta de las ciudades. Hemos podido ver como se ha sustituido el ruido, el estrés y esa cara hostil de la ciudad moderna por una ciudad silenciosa donde se oyen los pájaros y el “ruido” de los hogares como refugio en el que nos sentimos seguros. Una de las consecuencias positivas que nos ha traído esta reducción de los desplazamientos es el renacer del comercio local (a los que les han permitido abrir) propiciado porque no nos ha quedado más remedio que abastecernos en comercios próximos. Por suerte, Córdoba es una ciudad de tamaño contenido en el que desplazarse a pie a casi cualquier lado es viable y sobre todo extremadamente agradable. El problema reside en los barrios periféricos donde es más necesario el desplazamiento por medios motorizados hacia las zonas de afluencia. No creo que los cambios en las ciudades y las conductas de los ciudadanos se tenga que hacer mediante políticas intervencionistas sino a través de políticas facilitadoras y favorecedoras hacia ese cambio de forma de habitar la ciudad. Los españoles y sobre todo los andaluces somos personajes muy sociales y afectivos y aunque ahora mismo por el miedo estamos manteniendo las distancias, está claro que cuando todo esto se relaje y se esté controlado volveremos a mostrar esa afectividad que nos caracteriza y volveremos a ser bichos sociales. Esto no lo va a cambiar el virus.

Conceptualizar un modelo de ciudad es una tarea bien compleja. Existen demasiados condicionantes económicos, sociales y temporales que impiden tener una visión global de por dónde debe discurrir el desarrollo de las ciudades y siempre ha sido tarea de equipos de expertos los cuales han ido desarrollando los distintos Planeamientos Generales que hemos tenido. Al final casi el ciudadano sin saber por qué y sin que se dé cuenta va tomando decisiones que poco a poco derivan el cambio en los modos de vida (algunas para mejor y otras para peor). Ahora, cada día, la gente aparca más el coche y anda más, usa más la bici o el patín, hace más deporte, etc. Esto está propiciando que como respuesta cada vez haya más carriles bici y los parques se conviertan en zonas más utilizadas y disfrutadas.

Los conceptos urbanísticos “a proyecto” deben de estar más enfocados a modelos de crecimiento de ciudad a futuro. Tal vez, tanto la situación de pandemia que padecemos como las tendencias de los ciudadanos, deben ser respondidas por nuestros gobernantes y debe ir más enfocados a cómo adaptamos la ciudad que tenemos, los cuales deben estar pendientes y tomar todas las medidas de seguridad pertinentes y facilitar y promover todas las adaptaciones de la ciudad existente a las necesidades del momento.Todo esto no evita que los siguientes planeamientos urbanísticos contemplen medidas basadas en la experiencia de la historia. Las ciudades actuales son un reflejo de cada situación histórica que han tenido que superar (murallas, sistema de saneamiento, calles más amplias y soleadas, protecciones en los márgenes de los ríos, etc.) Lo que nos está pasando ahora no es nada nuevo para las ciudades (si para nosotros).

¿Qué medidas concretas implementaría en Córdoba?

Crear un Plan Estratégico de Movilidad Urbana que entre sus medidas principales incluya la peatonalización de viarios en zonas de alta concentración de viandantes y ampliación de acerados en las vías principales de estas zonas (eliminando carriles de vehículos) y así ampliar distancia entre personas. Asumiendo que el usuario de transporte privado no puede ser centro de todos los castigos y teniendo en cuenta que no se podrá eliminar el coche de las ciudades, ni a corto ni a medio plazo, habría que facilitar en la medida de lo posible que se opte por otros medios de transporte. En este plan se tendría que hacer un completo estudio desplazamientos, optimizando recorridos (hay muchos inútiles y tortuosos), nudos, etc. y hacer que los desplazamientos (tanto vehículos públicos como privados) sean lo más fluidos y directos posible y sean totalmente compatibles con la reducción de carriles de vehículos. Habría que crear una red de arterias principales “optimizadas” tanto peatonales como rodadas. De esta manera ampliamos distancia social entre transeúntes a la vez que hacemos que el impacto del inevitable coche sobre la contaminación se vea reducida (menos ruido y menos polución) y contribuirá a tener una ciudad menos hostil, menos estresante y más segura.

Otra medida consistiría en fomentar, favorecer y potenciar las zonas de comercio locales como zonas de atracción en sustitución de las grandes superficies. Está claro que los principales focos de aglomeración de personas y su consecuente peligro de contagio son las grandes áreas comerciales donde se aglomera la gente. Aunque no se debe prohibir que un ciudadano acuda al comercio que le apetezca, se debe fomentar las zonas de comercio por distritos o por cercanía fomentando la creación de “centros comerciales o centros de confluencia de carácter abierto” y controlables, focalizados y cercanos al individuo. Al ser áreas de afluencias menores se disminuye el riesgo de propagación del virus.