Jodidos, pero contentos, como dice la canción de Concha Buika. Así se ve a los controladores de patios estos días. La mayoría de ellos son jóvenes estudiantes con poca experiencia profesional que aceptaron la propuesta de trabajo, a sabiendas de que se les pagaría unos 5 euros la hora, porque querían sacarse «unas pelillas» y porque «solo eran 13 días». La experiencia les ha valido para conocer en primera persona la realidad de un mercado laboral convertido en auténtica jungla. «La oferta que circuló por WhatsApp hablaba de 10 euros la hora, pedían una titulación, la que fuera, y dominio de idiomas para orientar a los visitantes», explica una controladora que muestra el mensaje que recibió en el móvil, con un contacto de la empresa Uniges 3, responsable del servicio. A los veintipocos, sin cargas familiares ni gastos fijos, cualquier cantidad parece buena por un trabajo que hay que coger o desechar en 24 horas y que consiste en controlar una puerta. «Parece que no, pero es cansado», explica otra chica, «estamos 7 horas al día aquí de pie controlando y contando gente durante 13 días seguidos, sin ninguno de descanso». ¿Funciones de seguridad? «Nos han dicho que si pasa algo, llamemos al coordinador o la Policía, que estará por aquí».

Según los afectados, «se aprovechan de que no estamos muy puestos en temas laborales». Tras una semana currando, se muestran indignados porque «la empresa gana 12,5 euros por hora y a nosotros nos pagan 5 y pico» y aunque entienden que todo no repercuta en su sueldo, creen que lo justo serían «al menos 7 euros la hora». Entre los controladores consultados, hay quienes se quejan también de la falta de material. «A la mayoría nos han dado solo una camiseta por cabeza y a muchos ni siquiera el contador, así que tenemos que apuntar en un papel la gente que entra y sale o bajarte una aplicación en tu móvil». La parte buena es que «los propietarios de los patios nos tratan muy bien, conoces gente, practicas inglés», coinciden, «y que aunque sea poco, estaremos dados de alta desde el día 1 al 13 de mayo».

Así está el patio. «Menos da una piedra», dicen los contratados, muchos de los cuales afirman que no repetirían. Tampoco hace falta. Casi todos trabajan en esto por primera vez, así que, si el año que viene hay otra empresa que reclute jóvenes a bajo coste para este fin, probablemente encontrará a otros 55 dispuestos. Y así sucesivamente.