Las pequeñas y medianas empresas de Córdoba innovan poco y aunque reconocen la importancia que tendría hacerlo no encuentran la forma o los recursos económicos para invertir y el resultado es que no crecen. Esa es una de las principales conclusiones del estudio Innovación y competitividad en las pymes cordobesas, elaborado por Bottom Consultores y presentado ayer ante un nutrido grupo de representantes empresariales y sociales de Córdoba por la vicepresidenta de la Diputación, Ana Mª Carrillo, y el presidente de la Asociación de Empresas Fabricantes y de Servicios de Córdoba (Asfaco), Miguel Ángel Tamarit. Las conclusiones del estudio se han obtenido a través de entrevistas personales a 62 empresarios de toda la provincia realizadas a lo largo de los últimos tres años. En la muestra hay empresas de distinto número de trabajadores y de sectores diversos. En cuanto a la motivación que lleva a innovar o a querer innovar a una parte de las empresas, el 68% busca «mejorar la calidad de sus productos y servicios, el 60% introducirse en nuevos mercados, el 48% aumentar la gama de sus productos y servicios y el 43% reducir los costes materiales y de energía».

Llama la atención también que son las empresas de reciente creación (de menos de tres años) las que tienen claro que innovar les aporta una ventaja competitiva. Desde el 2008, la crisis económica parece haber frenado el impulso en este sector, que ha empezado a recuperarse, señala el informe, en los tres últimos años. Otro dato que cabe poner de relieve es la queja, al parecer generalizada, de los empresarios sobre la escasa información que les llega sobre ayudas, medidas o programas de innovación y bonificaciones fiscales vinculadas.

Según An Mª Carrillo, el estudio va dirigido a todos los empresarios y emprendedores de la provincia, «para que se apunten al carro de la innovación», y debe servir también «para mejorar la gestión de ayudas por parte de las administraciones públicas». La vicepresidenta de la Diputación subrayó el déficit de innovación como una carencia que resta competitividad a las empresas cordobesas y destacó que «hay voluntad de cambio, pero solo el 8% de los entrevistados hace efectivos esos cambios».

Por su parte, Tamarit aseguró que el concepto de innovación «asusta» a las empresas «porque se confunde con la investigación a largo plazo, la investigación de bata blanca que se realiza en la Universidad», cuando la principal preocupación del empresario siempre es «salvar el balance anual y crecer». Sin embargo, Tamarit insistió en que «innovar puede ser simplemente cambiar la manera de hacer las cosas para hacerlas de una forma más ágil y sencilla y conseguir que los trabajadores sean más felices y se involucren más con su trabajo».

Del mismo modo, el presidente de Asfaco abogó por que el empresario contrate a personas «más formadas que él, a las que no debe temer», señaló, «ese es el espíritu empresarial, del mismo modo que tampoco hay que tener miedo a compartir los métodos de trabajo con la competencia porque eso forma parte de la cultura innovadora».

El estudio incluye, además del diagnóstico, una serie de recomendaciones para el empresariado, al que aconseja ser proactivo para mejorar sus resultados. De esta forma, les invita a realizar un análisis de sus puntos fuertes y débiles, y visualizar sus oportunidades y objetivos a medio y largo plazo y definir la estrategia a seguir. Una vez analizadas las necesidades de innovación, anima a la directiva a tomar las riendas e impulsar proyectos de i+d+I.