Los datos oficiales reflejan una caída de las visitas a Intercaza de un 28,89%, ya que se ha pasado de las 45.000 del año pasado a las 32.000 aproximadamente de esta vigésimo segunda edición. Pero lo cierto es que el fin de semana apenas se ha notado esa menor afluencia, ya que la muestra ha sido un ir y venir continuo de público, tanto niños como mayores. Así lo confirmaba ayer, poco antes del cierre de la feria, la delegada de Desarrollo Económico de la Diputación, Ana Carrillo, mientras recordaba que el año pasado se celebró una multitudinaria manifestación en defensa del mundo rural que atrajo a numerosas personas a la explanada de la Diputación, y este año el calor, sofocante en muchos momentos, ha podido influir a ciertas horas del día.

Pese a todo, Carrillo se mostró «muy satisfecha» por haber «cumplido con todos los objetivos y por poder afirmar que seguimos siendo un referente en el sector cinegético pero, sobre todo, la feria más participativa, ya que todas las actividades celebradas han sido un gran éxito».

La diputada calificó como «un acierto» la decisión de separar la la carpa principal, donde predominaban las empresas relacionadas con el mundo de la cacería, de la zona agroalimentaria, instalada en el Patio Blanco y de la que pocos visitantes salían ayer sin una bolsa con productos de los diferentes estands.

Y mientras Intercaza celebraba el concurso de rehalas, un centenar de personas, convocadas por el partido animalista Pacma y otras protectoras, se manifestaron desde el Bulevar a los jardines de Colón, frente a La Merced, en protesta contra la caza y con numerosos lemas de rechazo a la feria y tras una gran pancarta en la que podía leerse «Stop caza».

Frente a las protestas de los últimos días, Ana Carrillo aseguró que seguirán apostando por la feria, «porque estamos convencidos del gran revulsivo económico que supone para nuestra provincia y del éxito y el beneficio que reporta para el sector».