«No quiero hablar, no digas mi nombre, me tendría que ir del barrio», dice una vecina compungida del Distrito Sur. «Llevamos meses aguantando amenazas, insultos, con el miedo en el cuerpo, dieron la patada a una puerta unos cafres y se han hecho con el bloque», asegura mientras mienta a sus hijos y su preocupación constante, «en la comunidad no sabemos qué hacer, estamos indefensos». La queja se repite en distintos barrios. «Sabemos que hay casas y pisos de los bancos que están ocupadas, pero nadie denuncia por miedo a las represalias», afirma un vecino del Campo de la Verdad, «si ves una casa en verano con el aire puesto 24 horas, esa está ocupada, porque nadie paga la luz». Los que entran en la casa no siempre son los que se instalan a vivir. «Hay quien se dedica profesionalmente a abrir las puertas y luego las alquila a otros», señala un administrador de fincas de Córdoba, «recibimos quejas de vecinos, hay de todo, gente pacífica que no da problemas y ocupas que dañan la convivencia y la seguridad con enganches de luz, amenazas o venta de drogas». Al parecer, «se tardan 2 años en echar a un ocupa, pero cuando van a ser desalojados entran otros y no los pueden echar, así que vuelta a empezar».

TODOS A UNA // Algunos, desesperados, han decidido tomar cartas en el asunto. «Todo es un sinsentido, los ocupas tienen más derechos que un propietario que no puede pagar la hipoteca y más que el resto de vecinos». En una comunidad con la que ha contactado este periódico, todos los vecinos, una treintena, se han unido para plantar cara a la cuestión. «En noviembre del 2016 entraron los primeros, una familia con dos niños, duraron una semana», explica una vecina. «A partir de ahí, ha habido de todo, gente alquilando habitaciones a diestro y siniestro, peleas, voces, drogadictos, de todo». La última incorporación fue un hombre que supimos había tenido problemas con la justicia «incluso por abuso de menores», algo que saltó las alarmas. Tras un altercado con la Policía, el ocupa en cuestión fue detenido, momento que aprovecharon para tapiar la puerta. «Luego volvió con más gente a tirar los ladrillos», pero la Policía los detuvo in fraganti, pese a lo cual el ocupa ha denunciado a los vecinos. El banco propietario del inmueble, que hasta ahora no había actuado, ha aprovechado para colocar una puerta antiocupas en el piso, blindada y sin cerraduras. Está por ver el resultado de la denuncia.

Mientras tanto, C’s presenta hoy una moción en el Pleno del Ayuntamiento para pedir instrumentos legales contra estas prácticas en Córdoba. Por su parte, Stop Desahucios reclama «que no se criminalice a las familias que ocupan por necesidad».