La ralentización de la economía por el coronavirus no deja mucho lugar para el optimismo en lo que se refiere a la flexibilización en la concesión de créditos a las empresas y las familias. A esto hay que unir también que el crecimiento de la incertidumbre puede provocar un descenso de los depósitos en las entidades cordobesas. Carmen López Martín, profesora del departamento de Economía de la Universidad Loyola Andalucía, considera que, aunque aún es pronto, cabría esperar «una ralentización e, incluso, una caída de los créditos a medio y largo plazo (como los de carácter hipotecario o los destinados a financiar las inversiones de empresas), o de los créditos al consumo». No obstante, ve factible un aumento de los créditos a corto plazo para solventar los previsibles problemas de liquidez de las empresas, «por lo que el efecto negativo puede verse parcialmente compensado».

En el caso de los depósitos de familias y empresas en las entidades financieras (lo que se conoce como OSR), se producirá también una tendencia de caída por la previsible bajada de los ingresos, aunque se mantenga la cautela en el gasto.

Hasta el momento, y según los recientes datos publicados por el Banco de España correspondientes al último trimestre del 2019, los créditos a empresas y familias se incrementaron un 0,7% respecto al mismo trimestre del 2018, frente al descenso que hubo entre 2017 y 2018 (-3,5%). Con respecto al tercer trimestre del 2019, mejoró un 0,16%, superando la media de Andalucía y de España. La profesora López Martín estima que esta tendencia «implicaría que el crecimiento de la actividad económica es algo mayor que el registrado a nivel regional y nacional». Sin embargo, matiza que los datos de un solo trimestre no son significativos. Si se comparase con los últimos trimestres de los años anteriores, «la tasa de variación fue negativa, por lo que cabría concluir que el dato de 2019 resulta positivo».

En el caso de los depósitos, la cifra del último trimestre del 2019 es la más alta de la serie histórica al llegar a 13.012 millones de euros, lo que representa un 4,3% más que en el último trimestre del 2018. Detrás de esta tendencia se encuentra que familias y empresas están optando por productos financieros más conservadores, abandonando la renta variable, que está muy sometida a grandes variaciones en los últimos años. Para la profesora de la Universidad Loyola Andalucía, esta evolución confirma «la recuperación de la actividad, pero, por otro lado, también muestra un cierto conservadurismo, ya que los recursos que familias y empresas depositan en las entidades aumentan más de lo que lo hacen los créditos que reciben de éstas». En este sentido, pone como ejemplo el ratio entre el crédito y el depósito, que en Córdoba es del 0,92, el segundo más bajo de Andalucía y lejos de la media regional, que llega al 1,19.