La mujer ha sufrido históricamente una fuerte exclusión de la mayoría de los ámbitos de poder, regentados por hombres, y el mundo de la cultura y el arte no ha sido una excepción. Afortunadamente, las cosas están cambiando, como señalan algunas de las artistas cordobesas que cuentan su experiencia y su posición ante las medidas reivindicativas que se llevarán a cabo hoy. Todas coinciden en que queda mucho camino por recorrer hacia la igualdad y que la mejor, por no decir única, arma posible para conseguirlo es la educación, no solo en los colegios, sino en el propio seno familiar.

En este aspecto incide especialmente la joven poeta Estefanía Cabello, que considera que la desigualdad entre sexos se debe a la propia «desigualdad entre personas». «Nunca la he sentido en mi piel, aunque esas evidencias sí las he notado en gente de otra generación», dice. En cuanto a las medidas reivindicativas que las mujeres están llevando a cabo, como la huelga y paros de hoy, la joven autora cree «que son una gran herramienta para la visibilidad de la problemática y hace que no se olvide», aunque considera que hay una «confusión de conceptos», sobre todo en esta «época del populismo», lo que «me da un poco de miedo». Ella no se une hoy a la huelga «porque mi huelga es diaria, en mis textos están la mujer y el hombre por igual, y no se me ocurre otra manera mejor de defender la igualdad», dice mostrando su pesar «porque me sentí un poco presionada al decir que no iba a hacer esta huelga. Si no defendemos las libertades de cada persona, ¿cómo vamos a defender a todo un género?», se pregunta.

Por su parte, la veterana escritora Juana Castro opina que «todo lo que lleva autoridad, prestigio y dinero se lo reservan los varones», afianzándose en la idea de que «en el arte y la cultura siempre hubo y hay desigualdad». «Se dice que hemos avanzado mucho, pero yo no lo veo», asegura la autora, que considera que la huelga del 8 de marzo debería ser «la fiesta del final del patriarcado, pero no lo es». «Todos los partidos son ahora más feministas que nadie, pero hablan solo de la miseria femenina, como dice Milagros Rivera. Para ser feministas de verdad habría que leer a las autoras, darles autoridad, devolverlas a su historia, a su biografía y a su propia generación. Pintoras, músicas, escultoras, escritoras, poetas, todas tienen ganado su puesto en los manuales de arte, de literatura o de música», concluye Castro.

ARTES PLÁSTICAS // En el ámbito de las artes plásticas, la artista Nieves Galiot también piensa que queda mucho para la igualdad, algo que se evidencia en los eventos más representativos del arte, donde «la presencia femenina sigue siendo minoría», asegurando que las medidas que las mujeres están tomando en su lucha por conseguir su lugar están aportando «más sensibilidad» al problema. «Una huelga puede ser una herramienta, pero creo que es una cuestión, sobre todo, de educación, algo que no hay que delegar a las escuelas, sino que empieza en la propia casa», dice la artista, que subraya que hoy irá a la manifestación y dejará de trabajar en su estudio.

De la misma opinión es la galerista Bárbara Baño, que reconoce que «la mujer está en un nivel inferior al hombre en cuanto a su proyección, son menos visibles». «Yo tengo muy en cuenta la presencia femenina en mi galería y trato de ser equitativa», dice Baño, que considera que los paros de hoy «son una llamada de atención al problema y, aunque la solución sea lenta, al menos decimos que aquí estamos», asegurando que ella pondrá su granito de arena parando hoy.

Siguiendo en el mundo de los pinceles, la pintora María José Ruiz, que a través de sus obras es una activista en pro de la igualdad de género, reconoce que, actualmente, «una postura feminista es realmente necesaria», aunque en su labor profesional nunca se ha sentido «discriminada». «Una huelga puede ser un arma de presión, pero no es suficiente, sin educación no llegaremos nunca a la igualdad entre hombres y mujeres», dice, considerando que hace «mucho más por la mujer reflexionando sobre este problema a través de la pintura».

En el terreno de la música, la cantante y compositora Ana de Lois confiesa que el suyo «es un mundo de hombres». «La mayor parte de los músicos siempre han sido hombres», dice, asegurando que nunca ha tenido ningún problema por ello hasta que se quedó embarazada, motivo por el cual no fue llamada a un espectáculo en el que estaba colaborando. Sobre los cambios que se están visibilizando en cuanto a la igualdad, considera que, «al menos, ahora tenemos más conciencia de lo que ocurre, sobre todo las mujeres», y aunque ella participará en la huelga de hoy, como todas las demás creadoras incide en «la educación» como instrumento para erradicar la desigualdad, algo difícil porque «los abuelos de nuestros hijos aún tienen el machismo en su interior».

SOBRE LAS TABLAS // Siguiendo en mundo de la escena, la actriz Marisol Membrillo confiesa que sí ha sufrido el machismo en su profesión: «Nunca me he sentido humillada ni maltratada, pero sí he sentido la desigualdad, para empezar, en el sueldo». La intérprete, que acudirá hoy a la huelga, también reivindica la necesidad de personajes femeninos tanto en el cine como en el teatro. «Se cuentan pocas historias desde la mujer, parece que no tenemos nada que decir», aunque «es cierto que algo está empezando a cambiar», dice la actriz, que está segura de que «los movimientos reivindicativos feministas iniciados hace dos años no deben parar».

Aún más dura se manifiesta la cantaora Eva de Dios, en cuyo mundo, el flamenco, «reina el machismo», aunque, reconoce, «la situación ha ido cambiando». «Antes, las mujeres eran las mínimas, estaban mal vistas y a ojos de la gente eran cabareteras», pero ahora «tenemos que demostrar que valemos mucho más que ellos». Y, como señalaba Galiot, en las grandes citas flamencas «las mujeres apenas figuramos». Por último, De Dios critica el hecho de que ni las propias mujeres se apoyan dentro de este arte, ya que «ellas mismas prefieren a hombres cantando en sus espectáculos, lo que les sirve de trampolín». Sobre las medidas reivindicativas, la cantaora opina que «gritar lo que sentimos siempre es bueno, aunque pienso que estamos llegando a extremos».