Una misa presidida por su párroco Antonio Jurado sirvió ayer para que la iglesia de San Pedro reabriese sus puertas, después de que éstas hayan permanecido cerradas desde este verano como consecuencia de la remodelación que la Diócesis de Córdoba y el Cabildo Catedral han llevado a cabo en la basílica menor de la capital.

La intervención arquitectónica ha consistido en la impermeabilización y la consolidación de los ocho pilares de la basílica, que tenían problemas de humedad por capilaridad arrastrados desde otra actuación arquitectónica desarrollada en los años 90 para el refuerzo estructural con planchas de acero, que se hizo precisamente en los pilares.

El director de Patrimonio de la Diócesis, Miguel García Madueño, encargado de la gestión del patrimonio eclesiástico de Córdoba y provincia, encargó esta actuación --dirigida por el arquitecto Miguel Ráez--, que ha supuesto una inversión de 108.000 euros y que ha triplicado el coeficiente de seguridad del edificio, consolidando los pilares de la iglesia.

La iglesia de San Pedro tiene desde su construcción en el siglo XIII problemas derivados de su cimentación, el talón de Aquiles de esta construcción fernandina, que ha provocado diversos hundimientos a lo largo de su historia. En las últimas décadas del siglo XX, la iglesia permaneció cerrada durante dos intervenciones, que abordaron las cubiertas y los problemas de cimentación.

La misa que sirvió para reabrir el templo fue oficiada anoche por el párroco Antonio Jurado, que aprovechó la fiesta litúrgica del calendario para dedicarla a la memoria de los Santos Mártires cuyas reliquias se conservan en Córdoba, concretamente en la iglesia de San Pedro. De hecho, esta memoria litúrgica se celebra en San Pedro desde hace mucho tiempo por ese motivo.