Lo ideal es no tener que recurrir a un ERTE. En eso coinciden los empresarios consultados por este periódico, que consideran positivo que haya una prórroga pero lo que realmente les gustaría es que la situación económica mejorase y lograr ingresos para recuperar a sus empleados.

El sector más castigado por la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, el hotelero, lo tiene claro: «Lo ideal es no tener trabajadores en ERTE, pero en la situación que tenemos, en un mes como enero, que es de baja ocupación, es fundamental tenerlos así», señala Ana Bouzas, directora del hotel Tryp Córdoba, que cerró el 15 de marzo, reabrió el 8 de octubre y el 14 de noviembre tuvo que cesar su actividad de nuevo. «En todo el 2020 hemos estado 112 días abiertos», lamenta. Esto ha hecho que la facturación baje un 85%. De un total de 17 trabajadores, todos están en ERTE (dos de ellos, de forma parcial y están dedicados al mantenimiento y administración). «Si no hubiera ERTE, el negocio sería inviable, por lo que es fundamental que los sigan manteniendo» pero más allá de mayo, ya que no prevé recuperación de la actividad para entonces.

Situación desesperada

El hotel Riviera lleva cerrado desde el 19 de marzo y siete trabajadores están en ERTE, según explica Antonio Palacios, que asegura que «no abrimos porque no podemos sostener el negocio», aunque advierte de que «cerrado también tiene su coste». «La situación es desesperada», asevera, y tampoco ve solución para mayo. «Para nosotros, que la prórroga solo sea hasta mayo es la puntilla», afirma, porque, «siendo optimista», no ve perspectivas de recuperación hasta después del verano, ya que «touroperación no hay, que supone el 43% del negocio en Córdoba, y no habrá eventos para cubrir el 57% restante». Palacios avisa de que la situación de los hoteles de interior cuando acabe mayo, con el verano de por medio, será distinta a la de los de costa, por lo que «los parámetros deben ser otros». Palacios vaticina que «con la ocupación que hay y los precios, un porcentaje alto de micropymes estamos llamadas a desaparecer». A su juicio, los ERTE «no deberían estar sujetos a la temporalidad, sino a los ingresos que tienen las empresas».

«La ampliación no nos beneficia porque tener personas en ERTE significa que hay crisis, que estamos en pérdidas», señala el presidente de la Asociación de Empresas de Hospedaje de Córdoba (Aehcor), Félix Serrano, que en el hotel Selu da empleo a una media de 24 trabajadores al año, de los que la mayoría están en ERTE. Aun así, advierte de que con el 60% de los hoteles cerrados, con solo el 10% de ocupación en los que están abiertos y una bajada de precios de entre el 40 y el 50% «es inviable tener personal empleado». Con el alto porcentaje de hoteles cerrados, añade, «los ERTE se ven como una ayuda». Serrano pide que se exima del pago de las cuotas de la Seguridad Social.

Eso mismo piensa Teresa Caballero, de Electrónica Caballero, que asegura que «lo ideal es que amplíen» los ERTE pero que los gastos de la Seguridad Social no se paguen». Para ella, los ERTE están siendo fundamentales. «Gracias a ellos y al esfuerzo de los trabajadores no hemos necesitado acudir a los préstamos ICO y estamos afrontando la crisis con medios propios», asegura. «Sin ERTE la cosa hubiera cambiado bastante», señala.

En su caso, este establecimiento tiene a cuatro trabajadores en ERTE, aunque parcial. «Conforme ha habido más trabajo y la situación económica lo ha permitido, hemos ido aumentando las horas», explica. A su juicio, «la ampliación de los ERTE en empresas como la nuestra, que está abierta, te permite esperar que pase más tiempo para que te puedas recuperar». Por ello, tiene claro que «a más ampliación, de más tiempo dispones para recuperarte». Aunque ha sido un establecimiento que ha estado abierto, ha percibido una bajada en la facturación del 30%.

Incertidumbre

Uno de los problemas que percibe, al igual que el resto de los consultados, es la «incertidumbre» continua en la que están sumidos empresarios y trabajadores en relación a los ERTE. «También está mal que en cada prórroga te digan con tan poco tiempo qué va a pasar», lamenta. Teresa Caballero no sabe qué pasaría si no existieran los ERTE, ya que todos sus empleados tienen contratos fijos y «asumir el despido sería costoso». Todos esperan que la situación vuelva poco a poco a la normalidad.