Hugo es un niño de seis años con un diagnóstico de síndrome de Asperger claro desde muy pequeño. Ayer se conmemoró el día mundial de este síndrome, enmarcado dentro del trastorno del espectro autista (TEA), y que cuenta con un programa específico de trabajo por parte de la asociación Autismo Córdoba. De las más de 250 familias que forman parte de esta asociación, una quinta parte, alrededor de 50, cuentan con un hijo o un integrante encuadrado en el síndrome de Asperger, un trastorno que como el autismo afecta al neurodesarrollo. Sin embargo, quienes lo presentan no tienen discapacidad intelectual asociada, aunque al igual que ocurre con el TEA, ser Asperger implica que existen dificultades en la comunicación, en la interacción social y en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta.

El caso de Hugo es algo excepcional, ya que debido a sus elevadas capacidades y su interés por aprender y trabajar en el colegio, su rendimiento escolar es muy bueno. La madre de este pequeño, Silvia Rodríguez, destaca que en el colegio, y también a través de las terapias que recibe en Autismo Córdoba y en la escuela de fútbol Kurtuba Sur, Hugo ha avanzado mucho en la relación con otros niños, en las actividades grupales de clase y en los recreos. Este pequeño aprendió a leer solo, sin ayuda, y se comunica con la soltura y vocabulario de un joven. Le encanta la geografía. Se conoce los nombres de las capitales del mundo y de las calles de Córdoba, de forma que incluso bromea con su madre acerca de que algún día será taxista. Aunque también por momentos aparecen las frustraciones y los intereses restringidos propios de un niño TEA, que con paciencia y cariño se sobrellevan y reconducen.

La directora técnica de Autismo Córdoba, María Muñoz, señala que esta asociación presta atención personalizada a cualquier niño o joven con Asperger mediante las distintas terapias existentes y cuenta a su vez con el programa Faroh, destinado a la adquisición, desarrollo y fomento de la formación, autonomía, regulación emocional, ocio y habilidades sociales para personas con Asperger. «En Autismo Córdoba pusimos hace dos años en marcha Faroh para abrir una oportunidad para las personas con Asperger, creyendo y potenciando sus capacidades, apoyándolos a través de diferentes programas de trabajo para la consecución de sus objetivos personales, en todas las etapas del ciclo vital de la persona», expone María Muñoz. Muñoz lamenta que, a pesar de que se ha mejorado mucho la detección del autismo de alto funcionamiento, pudiéndose conocer su existencia incluso desde los 3 años, lo más normal es que sea a partir de los 5 o 6 años cuando se confirme el diagnóstico, al incrementarse las relaciones sociales, sobre todo en la etapa escolar. Sin embargo, los avances en la detección no han ido acompañados de los suficientes recursos educativos, sociales y laborales para un buen aprovechamiento de las personas con síndrome de Asperger».