El colegio mayor de la Asunción, que se ubica a una distancia muy próxima al hospital Reina Sofía, ha comenzado a funcionar esta semana como alojamiento provisional gratuito para profesionales sanitarios del hospital Reina Sofía que cumplan una serie de criterios, como estar en contacto más directo con pacientes con coronavirus y que prefieran quedarse a vivir allí de forma provisional para no tener que volver a sus domicilios cuando acaban su jornada laboral. Este recurso puede ser igualmente usado por personal del Distrito Sanitario Córdoba-Guadalquivir y de EPES-061. El servicio se ha puesto en marcha, gracias al acuerdo alcanzado entre la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba.

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Lourdes Cabrera, enfermera jubilada del Reina Sofía, que está colaborando con el hospital en la gestión de este servicio, apunta que los especiales inquilinos de este colegio mayor son por el momento un médico residente, un enfermero y cinco técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, pero pronto se sumarán otra auxiliar más y seguramente un médico. La capacidad del colegio es para 30 personas y los candidatos fundamentales para utilizar este servicio son profesionales que participen en la atención y cuidados de pacientes con coronavirus, porque trabajan en las llamadas por el Reina Sofía unidades covid o en los servicios de medicina interna, neumología, microbiología, UCI, preventiva, radiodiagnóstico, anestesia, urgencias, ginecología o pediatría. Quienes se alojen en la residencia no deben presentar infección por covid-19, ni tampoco sospecha.

Altruismo

Lourdes Cabrera, que antes de llevar a cabo esta labor voluntaria para el Reina Sofía también ha estado colaborando algunos días en la atención teléfonica reforzada que se está prestando desde el hospital ante el mayor número de llamadas recibidas por parte de usuarios y pacientes, expone que ella se encarga de gestionar las llamadas de profesionales que pueden estar interesados en alojarse en La Asunción. «Cuando los entrevisto compruebo si cumplen los criterios y la verdad es que se están recibiendo bastantes llamadas para interesarse por este recurso», indica.

Este trabajo lo desarrolla desde su casa y precisa que cuando se hace la selección de residentes se valora si estos conviven en su residencia habitual con familiares de riesgo (niños, personas mayores o inmunodeprimidas) y que no les es posible alojarse en otra vivienda separada de su familia. También se tiene en cuenta si el profesional sanitario vive con algún compañero o compañera de la sanidad, aunque este segundo no trabaje con pacientes con coronavirus. Los profesionales sanitarios que se alojan en La Asunción disponen de habituación individual con baño y climatizada, limpieza de la habitación y baño, wifi, servicio de lavandería y de comedor gratuito en la cafetería de profesionales del Reina Sofía.

La montoreña Teresa Delgado, auxiliar de enfermería del Reina Sofía, que tiene su residencia en Pozoblanco e iba y venía desde esa localidad a trabajar a Córdoba, está desarrollando actualmente su labor en la unidad covid de la tercera planta del General del Reina Sofía, donde solo se atienden casos positivos de coronavirus. Después de pensarlo mucho, porque echa mucho de menos, sobre todo a su hija y a su marido, Teresa decidió que lo mejor era quedarse en el colegio mayor para minimizar posibles riesgos de infección. En su trabajo toma todas las precauciones que se han establecido y repasa minuciosamente cada actuación. «Me dolía mucho la espalda de la tensión acumulada y aquí he podido dormir algo mejor, con menos angustia. Tengo que estar bien para mis pacientes. Necesitan ahora más que nunca que estemos al pie del cañón», explica.

Aplausos

Otro huésped de este colegio mayor es Álvaro Serrano, residente de medicina preventiva y salud pública del Reina Sofía, uno de los servicios clave en estos días en la atención del coronavirus. Álvaro vive con su familia en Córdoba, pero como su padre padece una patología pulmonar, y en su casa también viven su madre y otros dos hermanos, pensó que lo mejor era quedarse en este alojamiento provisional en estos momentos más críticos de la crisis del coronavirus.

Aunque echa mucho de menos a sus familia, sobre todo cuando sus padres le daban ánimos cada día cuando llegaba del hospital, se siente reconfortado con los aplausos que a diario muchas personas dedican a los sanitarios desde sus balcones. «Queremos que cuando nos aplaudan recuerden que somos personas, además de profesionales, y que muchos se están jugando la vida», recalca Álvaro.

Su jornada de trabajo comienza muy temprano y esta experiencia le está sirviendo para aprender mucho de gestión y de toma de decisiones en un corto espacio de tiempo, una faceta que también se necesita en medicina.