José Carlos Gómez Villamandos, rector de la UCO desde el 2014, ha dado un paso más en su carrera de gestión universitaria y desde el pasado 16 de mayo es el presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE), cargo en el que fue elegido por unanimidad y relevó al rector de Lleida, Roberto Fernández Díaz.

-¿Por qué dio el paso de presentar su candidatura a presidir la CRUE?

-Di el paso porque un grupo de rectores y rectoras, con los que tengo buena relación, me lo plantearon, y después de pensarlo y consultarlo en las dos casas, tanto en la Universidad de Córdoba como en la mía, me decidí a darlo. Ese fue el inicio y luego que, en la situación actual, afrontar esto como presidente de CRUE es un reto que difícilmente uno se puede resistir. Es un momento interesante, creo que con muchas oportunidades para las universidades y hay que ser capaces entre todos de aprovecharlas y hacer que el sistema mejore.

-¿Cómo compatibilizará este importante cargo universitario con el de rector de la UCO?

-Gracias a dios existe el AVE, lo cual ayuda mucho. Y por otro lado, se siguen manteniendo las reuniones de coordinación del equipo igual que ahora. Es un equipo rodado, con el que he venido trabajando desde hace cinco años y creo que va a ser fácil. Eso sí, quitándole tiempo a lo que desgraciadamente siempre se le quita tiempo, que es el descanso y sobre todo la familia.

-¿Qué gana Córdoba teniendo a su rector al frente de todos los rectores españoles?

-Espero por lo menos que Córdoba se sienta orgullosa de su universidad, me consta que ya lo está, pero que se sienta más todavía. Uno llega a este cargo en gran parte por cómo es su universidad, cuando los demás rectores ven que tu universidad funciona. No es solo lo que uno haga sino también el entorno en el que se mueve.

-¿Cuál es la principal preocupación que tienen los rectores españoles en estos momentos?

-Pues son de dos tipos, unas que son urgentes, que es todo el tema de la financiación de las universidades y todo el marco legislativo actual al que estamos sometidos y que necesitamos que cambie de alguna forma inminente, como la ley de contratos, todo el sistema de investigación, que se refuerce la financiación, el tema de la captación de talento, la internacionalización… todos son temas urgentes. Y luego, otros que no dejan de ser importantes, como es la visión de la universidad para dentro de 15 años, un camino que habrá que recorrer a través de una nueva Ley de Universidades, que debe tener el amplio consenso de la clase política y de las universidades. Si se hiciera una ley donde las universidades no se sintieran representadas, tendríamos un problema.

-¿Cómo va la negociación de esa ley de universidades y qué va a cambiar?

-Esa ley tiene que ser un camino para posicionar a la universidad en el 2030-2035, una ley que tiene que mirar al futuro. Negociación, ahora mismo, cero. Hablamos pero no negociamos porque no hay gobierno aún. Pero desde CRUE estamos haciendo un estudio de cómo debe ser la universidad del futuro y esa ley deberá dar respuesta a eso.

-La primera polémica a la que se ha enfrentado nada más tomar posesión ha sido la de la PEvAU. ¿Cree que debe haber una prueba única para todo el Estado?

-Yo lo que siento y lamento es que la clase política esté utilizando la EvAU, haciendo afirmaciones sin datos objetivos y sin un estudio serio. Que haya situaciones que no son correctas, indudablemente. Lo que desde CRUE pensamos es que necesitamos hacer un estudio objetivo de cuál es la situación, y ya hemos pedido a los dos ministerios, al de Conocimiento, Innovación y Universidades y al de Educación, que se cree un grupo de trabajo en septiembre, para analizar cual es la situación real. Desde CRUE estimamos que la norma que regula la EvAU es adecuada, aunque se pueden estar produciendo algunas disfunciones, y lo que hay que determinar es cuales son, a qué se deben y corregirlas. De ahí a una prueba única, hoy por hoy sería imposible en España con el marco legislativo que tenemos y los estatutos de autonomía que existen. Hagámoslo de una forma objetiva, pues con la educación no se puede jugar ni lanzar mensajes catastrofistas ni alarmistas como se ha hecho, es una irresponsabilidad.

-Ahora mismo cada comunidad autónoma pone su prueba, ¿no?

-Hay un marco legal estatal que marca cómo debe ser la EvAU, lo que tenemos que ver es que se esté cumpliendo y bien. Otro es el aspecto académico, que un examen sea más o menos difícil, pero en eso no se podría legislar y son situaciones muy concretas. Lo importante es que la aplicación de la norma y el reglamento de la EvAU sea el adecuado y si se está aplicando bien en todas las comunidades.

-Se ha hecho también una propuesta polémica, de que las prácticas deberían cotizar.

-¿Cual es el objeto de esta norma? Según nos dicen, tener un control, perfecto, somos los primeros que queremos que haya un control y que las prácticas sean de formación, que es para lo que están concebidas. Pero la medida que se ha puesto, que es la de cotización, puede controlar una parte, que es el número de personas que hay, pero no garantiza en absoluto que se estén haciendo las prácticas. Yo creo que hay otras medidas de control, que ya estamos implantando las propias universidades, para que sean prácticas formativas, pero se ha legislado sin tener conocimiento de lo que eso supone y eso ha llevado a una situación de dificultad y de ver ahora qué pasa, pues supone un desembolso importante para cualquier parte y no garantiza ni una mejora de la formación ni del control ni de nada. Desde CRUE no creemos que sea la mejor solución. El que coticen los alumnos no va a tener repercusión real, pues pueden ser meses, pero habría que buscar un modelo que no supusiera un problema para las universidades ni para los alumnos. Se le ha pedido al ministerio que nos aclare la situación actual porque entendemos que no es de aplicación hasta que no se establezca el reglamento. Pero la formación profesional está en la misma situación, y ahí el problema es mucho peor.

-Tan solo 11 centros nacionales entran dentro de las 500 mejores universidades del mundo (ARWU), situándose la primera en el puesto 239 del ránking. Es decir, no hay ninguna universidad española entre las 200 mejores del mundo, ¿cuál es el problema?

-Es lógico. El problema es muy fácil, ni tenemos la autonomía necesaria, ni la legislación necesaria ni la financiación necesaria. Entonces, si no tienes las herramientas que te permitan pegar el salto, difícilmente se puede pegar. Cuando se miran las últimas universidades que han entrado en el ránking de Shangái, del sudeste asiático, ves la inversión que esos países han hecho en I+D en los últimos años. España lo que ha hecho es retroceder en la inversión en I+D. No podemos pretender estar ahí, en lo más alto, cuando no se nos dan las herramientas para ello. Dicho lo cual, yo creo que está todo el mundo contento con el sistema público de salud en España, de los mejores en Europa, de los más equitativos, con muy buenos profesionales, y sin embargo, en el ránking de hospitales, ninguno está entre los cien primeros y solo uno entre los 200 primeros. Y estamos contentos con el sistema de salud, lo mismo que creo que estamos contentos con el sistema universitario.

-La polémica de los másteres, el de Cifuentes, Casado… ¿ha puesto en entredicho la credibilidad de la universidad?

-Ha hecho daño, sobre todo porque ha sido una sorpresa para todos, para las propias universidades y para la sociedad en general, porque había una confianza depositada en el sistema universitario. Y socialmente ha sido un impacto negativo, pero junto a eso, si luego analizamos cada universidad y cómo es vista por su provincia y capital, no le ha afectado. Hay un reconocimiento.

-¿Cree que están proliferando demasiadas universidades? ¿Es bueno para el sistema?

-No es cuestión de si hay muchas o pocas, es cuestión de que sean buenas. El problema, y es lo que nos preocupa, es que estén apareciendo universidades sin los estándares de calidad que tanto tiempo nos ha costado conseguir a todos. Hay universidades públicas y privadas con unos estándares de calidad que hay que mantener y nos preocupa mucho que se creen universidades donde no se invierta en investigación, lo cual es imprescindible. Si hay solo actividad docente, eso no es una universidad.

-Y la inversión en investigación sigue siendo escasa.

-Es muy escasa. Se lo hemos transmitido al Gobierno muchas veces. Hay un compromiso, en el caso de que siga este Gobierno, de ir alcanzando un incremento plurianual hasta llegar a alcanzar los valores que teníamos de antes de la crisis. No solo en cantidad de dinero sino también en cómo se distribuye, de forma que se genere una masa crítica suficiente, que se financien mayor cantidad de grupos de investigación competitivos y con unos estándares de calidad, y que no vayamos a financiar a unos pocos sino a mantener una clase media importante de investigadores, porque de ahí sí puede salir la excelencia.

-Con el Gobierno de la Junta, ¿ha alcanzado compromisos?

-Hasta ahora, al no tener una planificación ni un modelo plurianual de la financiación pues desgraciadamente solo hablamos de dinero. Tenemos su compromiso de que para el 2020 la financiación vendrá de una forma regular. Y tiene que ser una financiación suficiente, plurianual y que tienda a la convergencia.