Poder desayunar, descansar en un lugar resguardado del frío y del calor, lavar la ropa, merendar, tener una consigna en la que poder dejar sus enseres, tener acceso a ordenadores e internet, y participar en actividades diversas y en talleres de formación. Pero, sobre todo, tener un lugar en el que poder relacionarse y recibir ayuda y apoyo, un lugar que pueda ser sentido como hogar, un lugar donde poder ser escuchados. Porque las personas que acuden al nuevo centro de día de los Trinitarios Casa Libertad para personas sin hogar y en riesgo de exclusión social «necesitan mucho hablar y que alguien las escuche. En cierta manera, hacemos de confesores», explica Inmaculada Serrano, integradora social que, junto al educador Pablo Arenas, son los dos técnicos que trabajan en este centro, que se inauguró el pasado 21 de marzo en la calle Sagunto, en parte de las instalaciones ocupadas antes por Cruz Roja, en el antiguo cuartel de Lepanto.

Este nuevo centro, gestionado por la Fundación Prolibertas (ONG para la acción social y el desarrollo impulsada por la Orden de la Santísima Trinidad Provincia España-Sur), amplía los servicios y la atención dirigida a este colectivo que desde 1989 se ofrece en el cercano comedor social de los Trinitarios, sito en Ronda de Marrubial, y también gestionado por Prolibertas desde 2004.

Este centro, que tiene una capacidad total para unas 50 personas, comenzó a gestarse en 2008, cuando las administraciones autonómica y local «nos hicieron ver la necesidad de ubicar el comedor social de los Trinitarios en un lugar distinto a la muralla del Marrubial, por el carácter de bien cultural protegido de la misma. Fue entonces cuando iniciamos el desarrollo de un proyecto de nuevas instalaciones con nuevos usos», explica Eduardo García, coordinador de la Fundación Prolibertas en Córdoba y también director del citado comedor social.

Así, y tras la marcha de Cruz Roja en 2015, esta fundación presentó al Ayuntamiento una solicitud de cesión de parte de estas instalaciones para ubicar el centro de día que ya venía funcionando en el comedor social de los Trinitarios, cesión que se materializó en diciembre de 2017 por un periodo de un año, y que permitió abrir esta Casa Libertad, nombre que recoge el carisma trinitario en la lucha por la liberación del cautivo. No en vano, este nuevo centro «es una propuesta participativa que busca el empoderamiento de las personas y, por tanto, su autonomía», afirma Eduardo García.

Para el equipamiento del centro sus promotores han contado con ayudas de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, de la hermandad del Cristo de Gracia, de la Obra Social de la Caixa y de El Corte Inglés, además de donaciones particulares. Por su parte, el programa de centro de día está financiado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía y por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Respecto a las instalaciones, el centro consta de una amplia sala con pantalla de televisión donde se ofrecen desayunos y meriendas, una sala de lectura donde se realizan también distintas actividades, una sala TIC con 8 ordenadores, y un espacio de lavandería y consignas. Además, tiene wifi, ya que, para estas personas sin recursos «poder tener wifi es muy importante para ellos», apunta Inmaculada Serrano. Su horario es de 9.00 a 13.00 horas y de 15.00 a 20.00, de lunes a viernes, cerrando al mediodía, momento en el que muchos de sus usuarios acuden al cercano comedor social. Desde su apertura, el centro ha atendido a unas 150 personas, con una afluencia media diaria de unas 70 personas que viven en la calle o residen en infraviviendas tipo chabolas, naves o locales; o en pisos en los que no pueden hacer frente a los pagos básicos de agua, luz y/o alquiler. Respecto al perfil de los usuarios de este centro, tanto Pablo Arenas como Inmaculada Serrano señalan que es muy díficil hablar de un usuario medio, porque las casuísticas son muy diversas, aunque en todo caso la tónica común es que son personas desempleadas de larga duración que no reciben ningún tipo de subsidio, o con empleos «superprecarios». Los que acuden son mayoritariamente hombres de entre 40 y 50 años, «lo cual no quiere decir que haya menos mujeres en situacion de exclusión, sino que éstas son más reacias a venir a este tipo de centros», recuerda Inmaculada Serrano.

Junto a la atención social que se presta según las necesidades de cada caso, parte importante de la labor que se desarrolla en este centro es la formación y el desarrollo de habilidades sociales, para lo cual, junto a los dos técnicos, el centro cuenta con el apoyo de varios voluntarios que dan talleres de informática, manualidades y búsqueda de empleo. Actividades que se suman a las charlas, exposiciones y excursiones que también se organizan.

Por otro lado, y por lo que respecta al futuro del comedor social de los Trinitarios (ya pequeño para el volumen de personas que atiende y donde sería complicado realizar las mejoras y reformas que necesita), Eduardo García indica que están a la espera de que el Ayuntamiento concrete «la propuesta que hace ya dos años nos presentó, que pasaría por ubicar todos los servicios que ofrecemos en un mismo edificio, que podría ser parte del antiguo cuartel de Lepanto». Espacio donde ahora la Casa Libertad ofrece un hogar a los cordobeses que no lo tienen.