Aunque no hubo que lamentar víctimas, el suceso ha encendido las luces de alarma. Parte de la muralla romana que se extiende a lo largo de la calle San Fernando y de Alfaros, entre la Cruz del Rastro y Puerta del Rincón, se desplomaba el martes y arrastraba el murose desplomaba que cierra el solar en el que se encuentra, propiedad de la casa Herruzo (marqueses de El Carpio). Policía Local y bomberos intervinieron de inmediato y procedieron a cortar el paso y a la retirada de parte de los escombros, dejando los que se habían caído al pie de la muralla ante el riesgo de manipularlos. De allí salieron dos camiones de sillares, que después se utilizarán en la restauración.

Afección

El derribo afectó a 8 metros de los 1.010 que tiene la muralla de la Axerquía entre San Fernando y Alfaros, que sirve de medianera desde el siglo XIV y que tiene un grosor de 1,80 a 2 metros. De ella se desplomaron 70 u 80 centímetros de su cara externa. Las causas del suceso aún se desconocen. Tanto Cultura (Junta) como Urbanismo (Ayuntamiento) han señalado que se sabrán cuando se retiren todos los escombros.

Al ver la magnitud del derribo y las labores necesarias para asegurar la zona, el Ayuntamiento decidió desviar el tráfico, de forma que las salidas del centro desde entonces no se hacen por San Fernando, sino por María Cristina, y cuatro líneas de autobuses, la 1, 3, 7 y 12, han cambiado provisionalmente de recorrido hasta que acaben las obras de emergencia. La recogida de los niños que van en autobús al centro se realiza en Ronda de los Tejares y no en la plaza de las Tendillas.

Obras de urgencia

Tras la retirada de los escombros que ocupaban la vía pública, Urbanismo dictó una orden de ejecución a la propiedad del solar para que colocara de inmediato una valla metálica de seguridad en la zona en línea con el acerado. Los detalles los ofrecieron el miércoles el presidente de Urbanismo, Salvador Fuentes; el gerente, Luis Valdelomar; el jefe de Arqueología de Urbanismo, Juan Murillo; la delegada de Cultura, Cristina Casanueva, y el arqueólogo de la Junta, Alejandro Ibáñez. Los planes eran apuntalar por encima de los escombros el tramo de muralla que se desplomó, y demoler de forma controlada y bajo supervisión arqueológica parte de la tapia levantada sobre el lienzo que sirve de separación entre el Jardín de la Casa Herruzo y los solares recayentes a la calle San Fernando. Tras ello, hay que desescombrar y apuntalar la muralla y reparar después el cerramiento de los solares con un refuerzo de perfiles de acero.

Los trabajos empezaron de inmediato. Ese mismo día por la tarde comenzó la colocación de la valla de seguridad, que el jueves por la mañana a primera hora ya estaba instalada. Ese día, a media mañana, se iniciaba la demolición de la parte de la muralla donde se había detectado más inestabilidad.

Uno de los temores que ha habido desde el principio era el riesgo que corren las viviendas colindantes. Desde el primer momento, Urbanismo ha garantizado que no hay peligro. También ha señalado que desde el principio ha colaborado la propiedad del solar, que es la que debe correr con los gastos de estas obras de emergencia y con los de la restauración de la muralla, que necesitará otra orden de ejecución más adelante y que será un proceso más lento. Durante la visita de políticos y técnicos del miércoles, estos dejaron claro que el deber de conservación y mantenimiento de la muralla, al estar en una propiedad privada, corresponde a los propietarios de la misma. Los técnicos hicieron hincapié en que si el solar hubiera estado edificado, esto no hubiera ocurrido. Urbanismo no se plantea, por ahora, sanciones.

Temor

A raíz de este suceso los vecinos han alertado de la situación de otros elementos patrimoniales como el Arco del PortilloArco del Portillo, que se encuentra en la calle San Fernando y que fue sometido a una intervención este año pero que sigue a la espera de una más profunda. Tanto la asociación La Medina como La Axerquía temen que el Arco del Portillo se caiga y exigen su arreglo. En otro punto de la ciudad, la asociación Torre de la Malmuerta ha reiterado una demanda que tampoco es nueva, la de la conservación de la Torre de la Malmuerta, cuyo deterioro lleva denunciando desde hace más de un año.

La Medina y La Axerquía han lamentado también la existencia de gran cantidad de solares vacíos y de viviendas abandonadas en el casco histórico, que algún día pueden dar un susto. Citan calles con casas en ruinas como Caldereros, Armas, Portería de Santa Clara o Rey Heredia. Un estudio presentado este verano por la asociación La Medina y por Iniciativa 20-30 indica que en el casco histórico hay 288 casas vacías y solares sin edificar, de los que 96 están en La Medina y 192 en la Axerquía, que ocupan 86.602 metros cuadrados, doce veces el estadio de fútbol.

De momento, el presidente de Urbanismo anunció el viernes que actuará de forma «inminente» en el Arco del Portillo, que mandará a los técnicos a revisar la Torre de la Malmuerta y que incluirá en los presupuestos del 2020 una partida para eliminar los desconchones de la Puerta del Puente.

Otros anteriores

El derrumbe, aunque no causó daños personales, trae a la memoria otros, como el que se cobró la vida de un matrimonio en la calle San Juan de Palomares en el 2007, o el de la casa de Juan de Ávila, en los Olivos Borrachos, que se desplomó en el 2010 momentos después de su desalojo. En el primer caso, al lado había una obra. En el segundo, un solar vacío en el que se había demolido una vivienda unos años antes. En bienes patrimoniales, en 1997 se desplomaron 20 metros de revestimiento de la muralla Este del Alcázar, justo cuando esta se encontraba en obras para su rehabilitación. Los escombros que cayeron en Santa Teresa de Jornet alcanzaron metro y medio de altura y también se cortó el tráfico como en San Fernando. Mucho antes, en 1960, la ermita de La Aurora, que se apoya en la muralla romana de la calle San Fernando, se desplomó por su estado ruinoso. Vimcorsa la rehabilitó en 1998.

Medidas

Córdoba cuenta con mucho espacio amurallado. El Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico recoge catorce murallas y la mayor parte tienen viviendas adosadas. Cuando la muralla perdió su carácter defensivo empezó a construirse junto a ella. Desde que se aprobó el PGOU no se permite ese adosamiento y en las últimas construcciones que se están realizando se obliga a mantener una distancia y a rehabilitar la zona amurallada.

¿Qué pueden hacer las administraciones con esos solares que están eternamente sin edificar o con las viviendas en ruina que hay en el casco histórico y en otras zonas y que nadie arregla? ¿Qué deben hacer con ese patrimonio público, como las murallas, que está en propiedad privada y que se deteriora por falta de mantenimiento? ¿Cómo pueden obligar a los propietarios que eluden su responsabilidad? Son preguntas que vuelven a surgir tras el derrumbe de San Fernando, cuando se pone en evidencia que hacen falta más medidas para evitar que la historia de desmorone.