Hablar de la importancia de la conservación de la biodiversidad y de la existencia de especies en vías o en peligro de extinción no es sólo hablar de especies animales y de fauna, sino también del mundo vegetal. Y en este apartado, Córdoba es todo un referente a nivel nacional e internacional con el Banco de Germoplasma Vegetal Andaluz (BGVA), creado en 1994 y ubicado en el Jardín Botánico de Córdoba desde 2001, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, y gestionado por esta Consejería, el Ayuntamiento y la Universidad de Córdoba (UCO).

Este banco conserva germoplasma o material biológico que contiene la información genética de más de 3.000 especies diferentes, que en el caso de los vegetales puede ser en forma de semillas, pólenes, esporas, estaquillas, bulbos, esquejes, tejidos, células o incluso puro ADN. En concreto, actualmente conserva 11.300 accesiones o muestras de semillas de cerca de 3.300 especies diferentes; de las cuales unas 8.000 muestras tienen origen andaluz, representando a cerca de 2.000 especies diferentes que se conservan así a largo plazo, según indica la jefa de la unidad de este Banco, Francisca Herrera.

No en vano, la función principal del BGVA es la conservación de especies vegetales amenazadas andaluzas, y el apoyo a la ejecución y desarrollo de planes de recuperación y conservación de la flora autóctona de Andalucía. En paralelo a esta misión principal de conservación del patrimonio genético vegetal andaluz, otros de los pilares principales de este centro son la investigación y la aplicación de técnicas de propagación de especies amenazadas, de evaluación de la diversidad genética, y el estudio y recopilación de usos tradicionales asociados a la flora silvestre, lo que se conoce como etnobotánica.

Entre las principales líneas de investigación que se desarrollan actualmente, el director del BGVA y también catedrático de la UCO, Esteban Hernández, explica que hay líneas relacionadas con el desarrollo de sistemas de información geográfica asociada a la evaluación de la diversidad genética de las especies, de recopilación de usos tradicionales e históricos (el Inventario de Conocimientos Tradicionales); y de rescate y puesta en valor de especies infrautilizadas o marginadas por la agricultura actual, muchas de ellas refugiadas en forma de poblaciones silvestres junto a cultivos, o las denominadas NUS, «una de las prioridades de las Naciones Unidas en la lucha contra el hambre y en la mejora de la producción agrícola mundial», resalta Hernández. Entre otros proyectos, y con la presencia activa de la UCO, se colabora en el estudio de la flora agrícola y forestal de Al-Andalus y la recuperación virtual de paisajes culturales, en colaboración con la Universidad de Granada; y se asesora al Patronato de la Alhambra en la gestión de las Huertas del Generalife. Además, este banco envía anualmente unas 300 muestras de semillas a medio centenar de instituciones y centros de investigación extranjeros, de países como Alemania, Estados Unidos, Austria y Nueva Zelanda; para investigaciones sobre aplicaciones farmacológicas, estudios filogenéticos o para su cultivo.

Asimismo, y por lo que respecta a la ejecución de planes de recuperación, desde este banco se han repoblado importantes zonas con especies en vías de extinción. El equipo del BGVA fue pionero en España en la utilización de técnicas asociadas a este tipo de planes, actuando desde la década de los setenta con diversas especies endémicas ibéricas como el silene de Ifac o silene hifacensis; la manzanilla de Sierra Nevada o artemisia granatensis; el pítano o vella pseudocytisus; y el dragoncillo del Cabo de Gata o antirrhinum charidemi.

Entre las repoblaciones más recientes, destaca la realizada con el jaramago de Alborán o diplotaxis siettiana, especie que se reintrodujo en la Isla de Alborán (Almería) a partir del germoplasma conservado en el BGVA, recuperando esta especie de jaramago extinguida. Y en Córdoba se ha colaborado en la introducción de especies de sarcocapnos, «zapatitos», en los roquedos calizos de la Subbética cordobesa.