Afectados por la restricción de horarios que empieza mañana están los centros deportivos o gimnasios, excepto aquellos en los que se pueda realizar la actividad física al aire libre (siempre que no se trate de deportes de contacto) o los que estén cubiertos pero que se utilicen para la práctica de deporte federado en edades de más de 16 años.

Para estos negocios, que ya han visto reducir su actividad a la mitad desde el inicio de la pandemia, cerrar a las 18.00 horas cuando muchos clientes llegan a última hora de la tarde es un varapalo. «Es una medida desproporcionada y sin sentido», señala José Luis González, gerente de Hidrosport, ya que «los datos de los brotes en toda España después del primer confinamiento indican que suponen solo un 0,28% en los gimnasios» y «no somos una actividad de riesgo, sino preventiva», que, además, está «aplicando los protocolos». Además, ve, al igual que otros compañeros consultados, un «sinsentido» que cierren gimnasios y sigan abiertos estancos.

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«El cambio de horario viene mal porque la gente sale tarde de trabajar», afirma María Morales, de FitCurves, que confiesa que desde que empezó la pandemia intentan «sobrevivir y aguantar la situación» como pueden. Aunque también tiene la mitad de socios que antes de la pandemia, hay clientes que "están aguantando y no se dan de baja, pero no sé qué pasará en el futuro", señala. Además de las medidas de prevención que imponen los protocolos anticovid, estos centros se han tenido que amoldar al toque de queda y adelantar en muchos casos el cierre que, ahora, tienen que llevar a cabo mucho antes.

Esta medida «va a ocasionar pérdidas que nos van a llevar a la ruina y muchos se van al cierre», piensa Juan Antonio Calleja, gerente de Universal Fitness Center, ya que «los centros deportivos cuando más afluencia tienen es por las tardes». A su juicio, no es lógico cerrar a las 18.00 y fijar el toque de queda a las 22.00.