La Comisión ha pedido al Gobierno que mande los Presupuestos Generales del Estado inmediatamente tras su aprobación. Según la carta remitida desde Bruselas, «la ausencia de una propuesta legislativa describiendo las medidas anunciadas en el proyecto hace que sea muy difícil evaluar su impacto presupuestario».

Desde que hace más de una semana se conociese el pacto alcanzado entre el gobierno y su principal sustento parlamentario, y desde al menos mes y medio antes, las medidas económicas que se han barajado han pasado por una larga serie de matices cuando no de desmentidos.

La incertidumbre que se ha extendido sobre la política económica es muy perjudicial en estos momentos en los que la moderación del crecimiento exige del mayor rigor en las cuentas públicas.

Este rigor no tiene que ver con recaudar más, sino recaudar mejor --se necesita una reforma fiscal en profundidad y no el parcheo habitual-- ni con gastar más, sino con gastar mejor, es decir, con gestionar mucho mejor.

La estabilidad y la seguridad jurídica --en todos los ámbitos-- son indispensables. En el de la economía, la actividad de las empresas y las cuentas familiares, absolutamente esenciales.