Rosalía es una estrella, pero no pide cosas muy raras. En la cláusula supletoria del contrato que el Ayuntamiento de Córdoba ha firmado con la cantante catalana se recogen los detalles técnicos del espectáculo, así como las peticiones del equipo sobre el cátering o las necesidades para el backstage. El escenario de Rosalía medirá 14 metros de ancho y 8 de fondo, y tendrá un sistema de barrera antiavalancha en todo el frontal del escenario. Además, la cantante dispondrá de una pasarela escénica, y un espacio para cambio rápido de vestuario.

Además de las especificaciones técnicas, Rosalía ha pedido para su camerino un sofá cómodo y dos sillones, una mesa baja, un sillón de maquillaje, albornoz y pantuflas del 39 (ya saben su número de pie). El resto del equipo (el director musical, los palmeros y las bailarinas) dispondrá de sus propios camerinos, un servicio de lavandería y asistente de maquillaje y peluquería.

«¡Nos encanta probar la comida local! Así que sorprendernos con comida regional o local, y hecha con amor», dice el contrato, por lo que es de esperar que se le ofrezcan unos buenos flamenquines y su poquito de salmorejo. Eso sí, advierten de que en el equipo hay un intolerante a la lactosa, dos vegetarianos, un vegano y un intolerante al gluten no celíaco, por lo que la elección de productos será delicada. En su listado incluyen bebidas con azúcar y sin ella, agua sin gas, zumos de fruta, bebidas energéticas, sandwiches, anacardos, chicles de menta, leche de vaca y de avena, nueces, azúcar, miel orgánica, una raíz de jengibre, comida caliente, chocolate negro, frutos secos, galletas y limones. Las únicas bebidas con alcohol --que no las pide Rosalía-- son vino tinto y ginebra. El contrato recoge expresamente que no quieren «comida basura», y solicitan que la presentación sea cuidada y que «la comida se sirva de una manera limpia y apetitosa». Por último, indican que son respetuosos con el medioambiente, por lo que piden minimizar el uso de plásticos.