Pocas comidas de empresa, reuniones de compañeros pequeñas y con horario adelantado, preparativos para cenas de cotillón sobre medidas hipotéticas y empresas de ocio nocturno condenadas al cierre sine die. Ese es el panorama con el que Córdoba afronta las fiestas navideñas a menos de un mes de la Nochebuena, sin fecha fija para el encendido del alumbrado navideño -solo se sabe que será la próxima semana- y con toda la programación municipal en suspenso, a la espera de conocer si las restricciones de aforo y movilidad cambian o se prorrogan tal cual a partir del 10 de diciembre. Si el verano fue una válvula de escape que dio un poco de oxígeno a ciertos sectores, la segunda ola de contagios que la apertura trajo después parece haber desechado la posibilidad de recuperar algo parecido a la normalidad esta Navidad.

El sector de la hostelería, que desde mediados de noviembre hasta mediados de diciembre concentra la campaña de comidas de empresa, ya estima un descenso en este tipo de celebraciones de al menos un 65%. «Muchas empresas han decidido no celebrar estas comidas y está ocurriendo como en la crisis anterior, que son los propios compañeros los que están organizando salidas por su cuenta», explica Fran de la Torre, presidente de Hostecor, que señala que la mayoría de restaurantes trabaja a la carta porque los menús especiales «solo son rentables si hay un número suficiente de comensales asegurado». Lo que sí se está preparando por parte de algunos establecimientos, según De la Torre, son cenas de cotillón en mesa para la Nochevieja, que deberán acabar, si se mantiene la previsión del Gobierno central, antes de la una de la madrugada. «Este año, lo que sí esperamos es que, después de una Nochebuena y una Nochevieja en la que todo el mundo se irá a la cama más temprano, habrá más salidas a mediodía los días de Navidad y 1 de enero, que podrían ser más fuertes», afirma.

El ocio nocturno, que permanece cerrado desde hace meses, con alguna interrupción en verano, no espera poder abrir esta Navidad ni que se levante la prohibición expresa. Rubén Rivero, de Góngora Café, y Sandra Ortuño, de Long Rock, coinciden en describir un panorama muy negro para el sector. «Llevamos meses cerrados mientras los gastos y los impuestos siguen siendo los mismos, sin ayudas de ningún tipo porque somos sociedades y sin perspectiva de poder abrir al menos hasta el próximo verano», señala Rivero, mientras Ortuño cuestiona que «por tener licencia de discoteca no puedas abrir con restricciones como lo están haciendo en el horario establecido bares o pubs porque tienen licencia de cafetería».

El Mercado Victoria reabrió sus puertas este viernes y permanecerá abierto durante la Navidad sin actividades. A. J. GONZÁLEZ

En este contexto de incertidumbre, cada uno está buscando las mejores opciones para sus clientes. Así, el Mercado Victoria ha reabierto para la Navidad tras cerrar para reestructurar y ahorrar costes; el Ambigú de la Axerquía sigue dando conciertos, pero en horario adelantado (13.30 horas); el grupo Puerta Sevilla ha apostado por ofrecer menús navideños que se pueden abonar ahora y consumir en enero o febrero, y el dueño de Góngora Café ha optado por buscar un plan B abriendo un merendero que se inaugurará en breve.

Las agencias de viajes tampoco tienen mejores perspectivas para esta Navidad. «Las ventas han caído un 95% y lo que se mantiene es un 5% residual de viajes de empresas», explica Antonio Caño, que asegura que un 15% de las agencias han cerrado definitivamente y solo un 15% están abiertas mientras el resto subsiste a duras penas con ERTE.

Agencia de viajes cerrada. A. J. GONZÁLEZ

En cuanto a la carpa navideña que los vendedores ambulantes instalan cada año en La Victoria, Antonio Torcuato, presidente de la asociación Comacor, anunció este viernes que ya tienen todos los permisos aunque todavía está en el aire. «Deberíamos haber inaugurado este fin de semana, pero estamos esperando a ver si cambia el horario antes de invertir tanto dinero».