El reconocido cofrade y tallista Andrés Valverde ha fallecido en la madrugada del sábado a los 83 años de edad. La vida de Andrés Valverde ha estado ligada a la talla ornamental fundamentalmente a la Semana Santa donde ha dejado numerosos pasos por toda España.

Una amplia trayectoria que comenzó en el taller familiar de su padre Rafael Valverde Toscano, un gran maestro tallista de reconocida valía profesional, buen conocedor del estilo renacentista cuya obra más importante es el paso de Nuestro Padre Jesús Caído estrenado en la Semana Santa de 1943.

Será en el taller familiar y a la edad de 12 años cuando Andrés Valverde comienza su andadura artesanal adquiriendo un gran conocimiento del estilo renacentista de la mano de su padre. A la misma edad de 12 años comienza su andadura en la Escuela de Artes y Oficios, recibiendo las siguientes enseñanzas: Dibujo Artístico, Modelado y Composición, Cuero repujado e Historia del Arte.

En la decada de los 60 del pasado siglo llevó a cabo una importante producción de mobiliario artístico del que estaba muy orgulloso, tal y como lo narró a este diario en una entrevista: «me siento orgulloso de una importante obra de carpintería que efectué para el Palacio de los Ybarra en Sevilla, que se restauró de cara a la Exposición de 1992. También hemos hecho bastantes muebles, obras de carpintería y artesonado para la Casa del Judío, que está en la plaza Jerónimo Páez»

Fue en la década de los 70 cuando empiezan a resurgir las hermandades y los encargos de Semana Santa, trabajos que siguió compatibilizando con los muebles.

Así le llegaron importantes encargos para cofradías, saliendo de sus manos el paso de la Humildad de Osuna; el del Nazareno del Paso, de Baeza (Jaén); el trono de la Virgen del Campo y el de la Virgen de las Angustias, de Cañete de las Torres; Santísimo Cristo de la Buena Muerte para La Granja de Torrehermosa (Badajoz); los pasos del Nazareno y la Verónica, de Santaella y del Nazareno y Cristo de la Misericordia, de La Victoria; el paso del Sepulcro de La Carlota; los pasos de la Virgen de los Dolores, el Cristo de la Humildad y el de la Buena Muerte, de Fernán Núñez; los tronos de El Preso y de la Veracruz, de Castro del Río, y los de la Virgen de los Dolores y Cristo de la Salvación, de Belalcázar; la ampliación y restauración del trono de Jesús Nazareno y del retablo de esta imagen, de Pozoblanco; el retablo de la Virgen de la Estrella, de Villa del Río y en Córdoba,

Para Córdoba destaca el paso de palio de María Santísima Nazarena en madera de caoba y plata, el del Cristo de la Caridad (San Francisco), el del Cristo de la Misericordia (San Pedro) y especialmente el paso de Jesús Nazareno, una auténtica joya artística donde el uso artesanal de la talla llega a su máxima expresión, poniendo de manifiesto el manejo de la gubia del maestro Andrés Valverde. Un paso que para él no fue uno más, ya que estaba destinado a portar a la imagen de Jesús Nazareno, titular de la cofradía a la que perteneció desde su refundación en 1972.

Desde ese momento fueron muchos los cargos que ocupó tales como: director artístico, capataz y hermano mayor jugando un papel importante para dotar a la ciudad de una madrugada.

En 2007 la Agrupación de Cofradías lo reconoció como Cofrade Ejemplar de la Semana Santa cordobesa en base a todo su trabajo en torno a las cofradías.

Con la marcha del maestro Andrés Valverde Luján se va una de las figuras destacadas de la talla ornamental cordobesa que ha dejado un importante legado en la ciudad. Hoy es su hijo Manuel Valverde quien sigue sus pasos y sin duda mantendrá vivo este noble oficio de la talla.